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Las lecciones de Lavodrama

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Un blog para tratar el pasado, presente y futuro del baloncesto tanto nacional como internacional: ACB, ULEB, Euroliga, Eurocup y la NBA.

Autor: Juanma Rubio

Las lecciones de Lavodrama

Tuvimos la suerte de disfrutar de una entrevista con Anicet Lavodrama gracias a nuestro compañero Héctor J. Rincones. El ex jugador africano nos recibió en su despacho en Madrid para hablarnos de su carrera profesional y de la actualidad desde su punto de vista tras trece años como jugador y casi diez en varios organismos del mundillo. Como buen "ferrolano" nos recibió con la ventana abierta porque prefiere el frío y trató todos los temas con seriedad y su punto de buen humor. Hasta la despedida demostró que sigue muy ligado al baloncesto y nos habló de su amigo Carl Herrera, con quien estuvo a punto de coincidir en la ciudad de Houston. Un placer que reproducimos casi al completo a continuación.


¿Cómo fue la vida de Anicet Lavodrama al retirarse?
Cuando dejé de jugar en el 98 con el Fórum de Valladolid seguí trabajando como asistente a la dirección general con Manuel Suárez y también en la comunicación. Siempre con la misión y el deseo de hacer algo más a nivel internacional por vocación. Envié mi currículo a varias entidades, incluida la FIBA y en el 99 me llamaron para hacer las entrevistas correspondientes. En Munich se acordó con Borislav Stankovic, secretario general, que me iba a incorporar a la FIBA en labores de director de relaciones internacionales de desarrollo. Empecé ahí hasta septiembre de 2005, y desde entonces para Cleveland Cavaliers como ojeador para Europa del Este, África y las Américas hasta agosto de este año. Ahora estoy en U1st.

¿A qué te dedicas concretamente?
La empresa representa a jugadores como Rudy Fernández, entrenadores, jugadores europeos, africanos, de América latina, etc. Mi función no es ser agente sino las relaciones con algunas entidades para promover lo que aporta el deporte en desarrollo socio-económico. No clubes, más bien entidades que tienen que ver con el deporte como escuelas de formación, relaciones con algunas federaciones, aunque por supuesto hay colaboraciones con clubes en Europa que también aporta material didáctico o entrenadores.

¿Qué opinas de la globalización de actual del baloncesto?
El baloncesto siempre ha sido global. No se veía tanto por no haber tantos medios que lo cubrían, pero el deporte siempre se ha practicado en todas partes a un nivel muy intenso, muy alto, en todos los países y los continentes. Cuando yo estaba en la FIBA se veía eso, aunque no en la televisión, revistas o periódicos. Quizás no de alto nivel, pero en la FIBA había 213 federaciones afiliadas, todas con sus actividades, con su liga categoría senior de élite y en las categorías inferiores con mucho trabajo. Ahora hay algunas reglamentaciones a nivel internacional que permiten que más jugadores de otros países puedan evolucionar en otros ámbitos y con más oportunidades como aquí en Europa.

Tu paso fue desde África a EE.UU. y desde allí a España ¿Crees que se podría dar hoy en día con las mismas condiciones?
Son enfoques distintos. Cuando yo fui a Estados Unidos, aunque mucha gente cree que hoy en día es por el deporte, en mi caso no. Soy bastante mayor y cuando me fui el deporte profesional no era una alternativa profesional para ningún joven, era otra actividad, pero lo principal en mi caso era ir para estudiar. Lo que normalmente se hace en República Centroafricana, de dónde soy yo, es ir a un país francófono para seguir los estudios universitarios, pero mi padre me motivó para ir a Estados Unidos para tener otra formación diferente a la habitual (Canadá, Francia o Senegal). Al cabo de dos años en la universidad se empezó a hablar en Estados Unidos de que tenía potencial para llegar más alto, a un nivel profesional.

Tu llegada a España fue muy accidentada y conociste a nuestro compañero de As Martín Tello…
Tengo mucho cariño por Martín Tello. Fue extraordinario llegar a Madrid. En Houston, en la agencia de viajes dije que iba a Santiago y la chica me preguntó si iba a Chile. Yo le contesté que a España y ella me dijo que ponía Santiago. Le expliqué que iba a jugar al baloncesto profesional en España y ella me dijo que alguien se había equivocado porque ponía que me iba a Chile. Al final se aclaró el tema por Moncho Monsalve, que envió la nota a la agencia de viajes. En la escala en Madrid venía sin pasaporte ni nota del club para permitirme a las salidas nacionales. Suerte que estaba Martín y que los policías nacionales habían leído el As y habían visto que Anicet Lavodrama fichaba por el Clesa Ferrol y venía de Houston. Uno de los policías lo había leído y Martín me ayudó a pasar el momento.

¿Se preocupan menos ahora los jóvenes por educarse y formarse?
Ahora el camino es más evidente. En mi época el deporte profesional no era una alternativa. Mi padre y mi madre decían que la clave era tener diplomas, ser en doctor en algo. La persona tenía más formación y ahora un joven de entre 14 y 16 años sabe que quiere ser como Raúl o Michael Jordan y los padres lo tienen más o menos claro que su hijo o hija puede escoger ese camino y la gente va directamente a eso. Algunos tienen éxito en eso y otros se quedan por el camino. Para mí es el camino equivocado.

¿Ahora aprovechas para inculcar ese tipo de valores?
Para mí es clave y he tenido la suerte y la oportunidad de poder hablar con muchos jóvenes desde que era jugador en colegios, campus de verano o en la prensa. Una persona se tiene que formar a nivel académico y personal porque el deporte utiliza una herramienta bastante débil que es el cuerpo humano y en cualquier momento pisas mal o una rotura y te quedas –ojalá- con unos ahorros pero sin la posibilidad real de trabajar en una cosa que uno cree que es su alternativa.

¿Qué ha cambiado desde tú época de jugador hasta hoy?
En la ACB lo primordial que ha cambiado es el desarrollo y el respeto que se han ganado los jugadores españoles. Antes se hacía sentir a esos jóvenes como comparsas. Se contrataba a tres o cuatro jugadores extranjeros para hacer una buena temporada, no se pensaba en el jugador español como uno que podía llevar el peso del club o del equipo. Los equipos grandes tenían esos jugadores emblemáticos españoles que podían llevar el peso del equipo. Hoy en día el jugador español está más formado, más motivado, tiene menos complejo de inferioridad –sin ninguna arrogancia- y sabe que puede asumir ese peso. Los directivos y entrenadores también confían más y el jugador español ha podido disfrutar de mayor desarrollo y está más formado.
Se observa el efecto de la globalización y el público se identifica menos con el club, liga o jugadores que cuando yo dejé de jugar. Hoy todavía por la calle, cuando me subo al metro, la gente me reconoce y comentan que no conocen a los equipos y jugadores hoy en día como en la década de los 80 y principios de los 90. Hoy es menos, pero se ve que hay más trabajo en los clubes de forma profesional que faltaba antes. Anteriormente era más a base de mecenazgo, de personas que querían potenciar y ofrecer el deporte en su ciudad o su región y buscaban recursos para meter a su equipo en la élite. Hoy en día es más gestión empresarial porque es lo que hace falta.
Lo que ha cambiado es que España es campeona del mundo y tiene que ver con la formación de los jugadores, la globalización ha traído más jugadores contra los que competir y los entrenadores tanto en LEB o en ACB han podido exigir más al jugador español y se ha hecho más competitivo. Las canchas son más grandes pero con menos pasión.

¿Qué opinas de los cupos? ¿No crees que devalúan la competitividad?
Hay distintas lecturas. Para mí un trabajador y el deporte hoy en día está en un ámbito profesional y una industria no debe tener límites. Si yo valgo para hacer algo o si soy un empresario quiero a los mejores para mi empresa, adquirirlos o formarlos. Poner cupos es ir en contra de la gestión profesional, del capitalismo. Es inviable, hay que buscar otras fórmulas para que se pueda seguir formando al jugador nacional a nivel de un trabajo local que hay que hacer con una organización más estructurada desde la federación, la liga profesional y los clubes mismos. Los cupos, como dice un amigo mío, son fórmulas cosméticas.

Imagino que sigues a tus tres antiguos equipos ¿Cómo los ves?
El Joventut está yendo muy bien y para mí es un orgullo. Desde que llegué a España siempre quise defender a los más débiles. Todos me preguntaban en las entrevistas si era del Madrid o del Barcelona o yo preguntaba ¿Es que no hay otros equipos? Yo vivía en Ferrol y me gustaría que me preguntasen por otros clubes. Siempre admiré al Joventut y al Vitoria. Para mí fue un orgullo jugar para el Joventut de Badalona. Ahora el Valladolid también lo está haciendo bien, con aciertos en la gestión deportiva de Lalo García –ex compañero mío- y Javier Imbroda, a quien tengo mucho cariño y es uno de los mejores entrenadores de hoy en España. Yo creo que van a dar mucha guerra esta temporada. El OAR Ferrol ya no existe y ahora es el Baloncesto Galicia.

El baloncesto gallego ha recuperado una plaza en la ACB con el Obradoiro.
El Obradoiro ha ganado el caso por persistencia, por seguir luchando y se supone que alguien ha hecho justicia. A ver cómo lo pueden resolver en Santiago y en Galicia para saber si el club va a poder estar realmente en la ACB y a ver cómo van a explotar esa posibilidad.

¿Echas de menos tu etapa de jugador?
Echo de menos bastante cuando era jugador, pero yo tenía claro que a los 33 o 35 años dejaría de jugar al baloncesto y haría otra cosa. Toda persona sabe que el deporte profesional tiene unos límites y siempre tuve claro desde los 28 que preparaba el después de ser jugador profesional del baloncesto. Cuando veo partidos echo de menos lo que se siente la cancha, el compañerismo, los desafíos, el día a día, los equipos difíciles, los jugadores que te iban a dar mucha guerra o lo que puedes conseguir cuando estás presente, especialmente a los jóvenes, cuando eres famoso. Más o menos he conseguido seguir ligado al deporte y al baloncesto y transmitir muchos valores intrínsecos al baloncesto y cosas que rodean al deporte como la creación de empleos o el fomento de actividad económica. Es un orgullo.

¿Qué recuerdas de tu etapa de jugador?
Los peores recuerdos son lesiones y yo por suerte no tuve lesiones fuertes. Me lesioné sólo en el cartílago y el menisco. También no haber podido ganar la liga en España. Los buenos recuerdos fueron ganar algunas Copas de Galicia, que es importante, y haber sido campeón de África, jugar los Juegos Olímpicos y hacerlo bien. Fui, junto a Sabonis, máximo anotador de los Juegos olímpicos del 88 y uno de los máximos reboteadores y para mí eso era un orgullo porque era la primera vez que la República Centroafricana llegaba a los Juegos Olímpicos. En el baloncesto universitario también recuerdo ser All American, ganar la Conferencia y haber sido drafteado. Eso es un orgullo porque hice sonreír a mis padres porque su hijo llegó a ser alguien por medio del deporte.

Y supongo que no imaginabas terminar viviendo en España…
En vez de estar en Chile estoy en España porque inicialmente la Agencia de viaje me quería llevar a Chile. He tenido mucha suerte en España con los compañeros, los clubes y ha sido fácil integrarme. Aunque hay muchos problemas sociales hoy en España, cuando una persona quiere y trabaja en ello es fácil adaptarse a su entorno y desarrollar una vida normal.

Salvo el incidente con Pietrus en Manresa hace unas semanas, parece que el baloncesto es uno de los deportes en los que menos racismo se observa. ¿Siempre fue así?
Dentro del deporte hay gente que quizás ha recibido una educación limitada que no le ha posibilitado conocer otras culturas u otras razas. Pero en el deporte en general la gente se adapta bien y hay una buena acogida. Cuando una persona te quiere desequilibrar y quiere que pierdas la concentración va a buscar todas las formas posibles para que no consigas vencerles, pero España es un país bastante joven en la democracia y la gente aún se hace a la idea de la liberta de expresión. A alguna gente le hace crearse dudas o preguntas.
Cuando yo llegué en el 85 era en la Transición a nivel social y político, con muchos problemas que luego en la prensa se hacían eco. El ser humano, aunque puede ser egoísta, en general no es malo. Se le puede educar de una forma o de otra pero en general se puede adaptar a cualquier entorno. En República Centroafricana, de donde soy yo, hay muchos europeos que han emigrado o nacido allí. Siempre hay algunas facciones o grupos que son reacios a permitir la integración buena de la gente pero en general el ser humano está hecho de inmigraciones en busca de mejor casa, entorno, playa o marisco.

¿Hay algún Lavodrama hoy en día o en potencia?
Hay algunos jugadores mejores que yo y que me gustaría ser como ellos. En África hay seis selecciones nacionales que podrían estar entre los 10 o 15 mejores de un campeonato del mundo o los Juegos Olímpicos. Siempre están los impedimentos de la situación política y social y los pocos recursos a nivel económico, infraestructuras, instalaciones, material deportivo o formación pero hay países como Senegal, Nigeria, Egipto, Angola o República Centroafricana con tradición y jugadores con mucho talento pero como el entorno no favorece un espejo a nivel de élite o profesional que no lo permite.
En España tenemos en Hospitalet un tremendo ejemplo de lo que es el potencial del baloncesto africano con el joven Serge Ibaka, otros como Boniface Ndong con el Unicaja o históricamente como Hakeem Olajuwon, jugadores con carácter competitivo y talento. El futuro depende siempre de factores socio-económicos y la estabilidad política en los países africanos.

¿Qué haría Anicet Lavodrama si fuera jugador en la actualidad?
Creo que sería igual de competitivo porque soy muy competitivo y la motivación de una persona en la vida es ser lo mejor que pueda ser y buscar todos los componentes que le permitan llegar lo más alto posible. Hoy en día, si fuese más egoísta estaría en la NBA o jugando en España en un gran equipo.

3 Comentarios

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Borjatube

Si señor, todo un clásico de la ACB.

Recuerdo ese cuerpo de Robocop y esos muelles que tenía como piernas, y que hacian temblar los vasculantes de todas las canastas. Pese a ser del Real Madrid, fue uno de mis jugadores favoritos.

¡¡BRAVO ANICETO!!

Tremenda nostalgia

01/19/2008 07:27:37 PM

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Hijo de

Creo que Anicet Lavodrama tendría que aparecen en una hipotética enciclopedia de la ACB porque su participación nunca paso inadvertida.

Recuerdo el día que Juan Fernández (¡¡¡mucho se le echa de menos en este deporte!!!) anunció que fichaba a un jugador de 2.01, Pivot procedente de Baptist Houston y nacido en R. Centroafricana, todo un toque exótico pero de perfil muy diferente a lo que estábamos acostumbrados; americano y lo más alto posible.

Con su competitividad Anicet demostró que se puede deslumbrar desde equipos "pequeños" y que en este deporte sigue teniendo mucha importancia el sacrificio.

He tenido la suerte de contemplar un torso y unas piernas trabajadas para dotarle de un "plus" que mitigase su falta de centímetros y los resultados siempre han hablado por si solos. Una estatura de escolta pero siempre en los primeros puestos de rebotes.

Y si como jugador ha sido bueno, como persona mejor. Muy humano y humilde siempre ha tenido una sonrisa para todo el que se le acercaba para compararse en altura o le decía que estaba "muy moreno".

Anicet historia del baloncesto español.

01/29/2008 03:59:20 PM