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Sucedió en Turquía (II)

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Un blog para tratar el pasado, presente y futuro del baloncesto tanto nacional como internacional: ACB, ULEB, Euroliga, Eurocup y la NBA.

Autor: Juanma Rubio

Sucedió en Turquía (II)

Medallas

Estados Unidos no se sentía (no era) campeona del mundo desde 1994. Dieciséis años es mucho tiempo, incluso para un país con la mirada y el ego fijos en la NBA y cuya principal concesión a los asuntos que atañen al resto del globo se reserva para los Juegos Olímpicos, donde sí perciben el aroma a gloria o catástrofe nacional a la vuelta de la esquina. Esos años en barbecho generaron (aunque no siempre se percibió) un debate constructivo del que salió un modelo con vocación de reconquista. Ya es un hecho. En 2008 con el mejor equipo posible, en 2010 el mejor equipo disponible y a costa de la abdicación Express de España.


El eje Colangelo - Krzyzewski no sólo formó una unidad de mando tangible y reconocible sino que nació con la autoridad suficiente para aplicar su estilo de gestión de recursos humanos en la selva de egos e intereses de la NBA. El oro de Pekín 2008 (Redeem Team, el equipo de la redención, nombre que no hay que tomarse a la ligera) pareció un triunfo del primero en su geometría de despachos a la hora de crear una ola de implicación y optimismo a la que se subió, con el obvio encanto olímpico como gancho, una galería de mega estrellas que conformaron un equipo hambriento (algunos habían regresado sonrojados de Japón 2006) y de una calidad que le situó a la luz de cualquier análisis como el mejor Team USA de la historia por detrás, por supuesto, del irrepetible y maravilloso Dream Team de Barcelona 92.

En éxito de 2010, sin embargo, ilumina directamente a Krzyzewski. 2010: ni Dream ni Redeem Team: Strange Team, el equipo extraño. Ningún representante del oro de Pekín, ninguna vaca sagrada en una deriva sacudida por las exigencias físicas de la NBA (Kobe Bryant) y las necesidades o turbulencias contractuales (LeBron, Wade...). Devastador contagio a la inversa: de la suma a la que todos se subieron a la resta en la que todos se apuntaron en un goteo de bajas constante y para cualquier otro país demoledora.

Tocaba construir desde la nada y ahí entra en juego el trabajo sordo, los scoutings, perfiles y conversaciones privadas que conforman piedra a piedra un equipo al que rápido se etiqueta de versión B y que convive desde el primer día de trainning camp con la dudas: externas e internas. Un equipo además golpeado por las bajas que le trasladan de la categoría B a la C. Más lesiones y más bajas por cuestiones personales y / o contractuales caen como una plaga y se ceban con la línea interior para crear un equipo descompensado y de pocos centímetros. Junto con Odom acaban obteniendo plaza Kevin Love y (por estricta necesidad) Tyson Chandler. Y conviene recalcar este punto a la hora de valorar lo conseguido por Estados Unidos. No hablamos ya de Howard, Bosh y compañía. En la planificación original se contaba con Amare Stoudemire y con dos jugadores a la postre lesionados con los que Estados Unidos hubiera tenido una presencia interior demoledora (puntos, intimidación, rebotes): David Lee y Brook Lopez.

Coach K avisó: si no se podía hacer un equipo clásico y geométrico se construiría uno diferente, extraño, que aprendiera a jugar a partir de sus debilidades. A las sumadas había que añadir el aprendizaje a marchas formadas de las normas FIBA (los infaustos pasos de salida…), el estudio de las defensas zonales que les acosarían en cuanto asomara un momento peliagudo, el trabajo psicológico con un grupo de estrellas al fin y al cabo (algunas establecidas, otras en ciernes) necesitadas de redefinir sus roles y de asumir hábitos competitivos en algunos casos completamente nuevos. El roster final no sumaba demasiados viajes de largo recorrido en playoffs más allá de los únicos con anillos de los que presumir: uno de Billups, dos de Odom. Precisamente Billups (33 años) y Odom (30) estaban llamados a ejercer de faro positivo en medio de una guardería de talento exagerado pero respuesta todavía en cuarentena: 21 años de Kevin Durant, Kevin Love, Eric Gordon, Derrick Rose y Rusell Westbrook, 22 de Stephen Curry…

Y Estados Unidos respondió. Ganó el Mundial con justicia y una solvencia poco imaginada. Ayudó la ausencia de grandes figuras en casi todos los principales favoritos, pero ese argumento es reversible toda vez que precisamente el Team USA era la madre de todas las deserciones (forzadas o no). Ganó con estilo, con una optimización absoluta de sus recursos y con una superioridad aplastante. Ganó con elegancia a partir del respeto a cada rival, de las buenas formas en el campo y fuera de él sin más mancha que un comentario estúpido de Danny Granger sobre el olor de los europeos. Granger: quizá el peor adaptado a la química y circunstancias del equipo. Y ganó a partir de una evidente mejora de conceptos que le permitió obstruirse menos ante las zonas y reducir drásticamente la cuenta de los cacareados pasos. Un asunto que se ha utilizado a veces como emblema de la prepotencia yanqui cuando lo que encierra principalmente es un automatismo diferente y severamente difícil de invertir. Sucede también con la distinta interpretación a nivel reglamento de los contactos en la zona o con el uso de los brazos en la defensa directa del balón.

Estados Unidos ganó a España y Grecia en España y Grecia. Y ya en Turquía apenas tuvo un día difícil en la oficina ante el físico de Brásil bien implementado por las trampas para osos de Rubén Magnano. Se ha dicho que su camino hasta la final quedó asfaltado por la sorpresa: Lituania donde deberían haber estado Brasil o Argentina, pero conviene no olvidar que compitió en un grupo en el que estaban Brasil (70-68), Croacia (106-78) y Eslovenia (99-77). Y que en la final aplanó a una Turquía hasta entonces irredenta y que quiso (no pudo) compensar con la presión asfixiante de todo un país la ausencia de fuerzas tras una (no exenta de polémica) semifinal ante Serbia que fue una guerra nuclear concentrada en 40 minutos de baloncesto.

La victoria de Estados Unidos deja muchos mensajes positivos incluso para quienes critican la desestructuración de la plantilla o el exceso de juego individual en las resoluciones ofensivas. Porque por encima de todo el Team USA 2010 supo plegarse como colectivo al trabajo en torno a un individuo: Kevin Durant, al que por fin conocen aquellos menos aficionados a trasnochar y que menos contacto han tenido con Oklahoma City Thunder, un equipo de presente radiante y futuro maravilloso. Kevin Durant, 21 años, respondió a lo que se pedía de él y fue mucho más allá. Demostró lo conocido (ya es una mega estrella NBA: máximo anotador de la última temporada superando la treintena por noche) y lo que suponemos. Perfiló su categoría de leyenda e ícono global del baloncesto y, en un sentido más terrenal, demostró que su juego se adapta como un guante al estilo FIBA. La finura y velocidad de su ejecución desde más allá de siete metros y a partir de sus 2’06 convirtieron sus triples en una bola de demolición para las zonas rivales. Capaz de jugar casi en cualquier posición reboteó, lideró y anotó en cascada y con selecciones de tiro nada discutibles. 22’8 puntos por partido, 28 en la final después de bajar el pistón con el partido resuelto tras una primera parte monstruosa; 33 en cuartos contra Rusia, 38 en semifinales contra Lituania.

Durant_todos

En torno a un Durant infinito e indefendible percutió un bloque sólido y comprometido. El último riesgo finalmente aplaudido de Coach K fue prescindir a última hora de Rajon Rondo (en el momento de su casi abandono su descarte ya era un hecho consumado), seguramente la mayor estrella (en ese momento) del grupo por detrás de Durant. Su presencia suponía un riesgo en el reparto de roles y su incapacidad para anotar desde la distancia ante defensas en flotación era tan manifiesta como la de Derrick Rose, otro jugador que será tan grande como él quiera en Estados Unidos y que hoy por hoy resultaba más útil para el engranaje colectivo que Rondo. A la previsión de posibles problemas respondió la presencia de la muñeca de Eric Gordon y de un Billups utilizado como escolta. Rose es un buen ejemplo de la perfecta gestión de personalidades que se ha realizado con este núcleo de jugadores. Pero los hay todavía mejores: Rudy Gay y Andre Iguodala. El primero supo ser útil con pocos minutos, pocos tiros y poco acierto. La antítesis de su trayectoria NBA. El segundo, que vive demasiado exigido como líder (go-to-guy) en los Sixers, aireó también sus problemas para anotar sin recurrir a su exhuberancia física pero enseñó su capacidad para realizar el trabajo oscuro con una defensa salvaje y un notable ejercicio de cohesión y buena mentalidad. Hasta tal punto que sin firmar estadísticas brillantes su nombre sale muy fortalecido y la NBA ha descubierto que en el camino por encontrar otra gran estrella seguramente se esté perdiendo un excelente secundario, de esos que resultan infaltables como escudero y guardaespaldas de talentos superiores en equipos con aspiraciones a lo máximo.

Russell Westbrook también sale fortalecido y apuntalado en la disputa salvaje que vive la NBA a la hora de ponderar su generación de jóvenes y prometedores bases, que crece como una bendita epidemia a partir de la jerarquía ya indudable de Chris Paul y Deron Williams. Un atleta de condiciones extraordinarias, demostró ser más polivalente a la hora de generar sus puntos que Rose y se convirtió en una presencia descomunal en el apartado defensivo. Ahí, en la defensa, está la gran clave del triunfo americano. Rivales ahogados, líneas de pase colapsadas que impedían sacar ventajas decisivas a equipos mucho más poderosos en la zona (Rusia, Turquía…). Un despliegue en el que la superioridad física (robar y correr, robar y correr…) no era una justificación absoluta sino un punto de partida que Coach K supo aliñar con mentalidad y trabajo. Y rasgos como estos están muy lejos de los que se le supondría a un conjunto de egos mal digeridos y de escasa coraza competitiva. Lo hemos visto en algunas de las peores versiones USA del pasado.

Westbrook

Así que Estados Unidos fue realmente un Strange Team. Jugó casi siempre con un base como Billups de escolta y con un ala-pívot como Odom de ‘5’. Le vimos quintetos imposibles con dos bases, un escolta y dos aleros. Pero fue un equipo superior a los demás y bien mentalizado: la final, sin un solo amago de temblor, es el mejor ejemplo. Quizá (bajas, momentos de forma…) no se le exigió tanto como se le podría haber exigido. Pero hasta donde tuvo que llegar, llegó con facilidad y respeto por los rivales y el juego. Con su estilo, eso sí. Porque maldita la necesidad que hay, digan lo que digan los puristas, de que juegue como España, Grecia o Serbia. Cada país tiene su idiosincrasia y su estilo. Y Estados Unidos, y en eso consiste un Campeonato del Mundo, situó el suyo por encima del de los demás.

Durant_k

Según una hoja de ruta natural, en Londres 2012 volverá la artillería pesada (Howard, LeBron, Wade, Bryant…). Sólo Kevin Durant parece tener plaza asegurada (¿hasta dónde habrá llegado este terrorífico talento con dos años más de desarrollo y experiencia?). Difícil imaginarle incluso fuera del quinteto inicial. Westbrook también ha opositado a una plaza como secundario de lujo por mucho que regresen Paul y Williams para el puesto de base. En Londres 2012 Estados Unidos será rotundo favorito. Pensar lo contrario ahora mismo parece una aventura exótica. Pero antes de eso, entre lo que vendrá y lo que fue (Pekín), un equipo del que dudaban muchos, en América y en Europa, no sólo ha salido victorioso sino que lo ha hecho con pleno merecimiento y con aroma de colectivo saneado, trabajador y todo lo humilde que se le puede pedir a un conjunto de jugadores que en seis semanas volverán a ser (casi todos) referencias de sus equipos en la liga más importante y mediática del mundo. Cuando muchos esperaban su caída con el hacha afilada, un equipo extraño pero finalmente magnífico se subió al trono del baloncesto mundial. Y yo personalmente, ante estos jugadores y ante esta manera de afrontar y disputar los partidos, no tengo ningún problema en proclamar mi admiración. “Una historia increíble”, ha dicho Colangelo. “Un triunfo mucho más satisfactorio que el de Pekín”, ha dicho Krzyzewski...

3 Comentarios

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manuel cadiz

Excelente articulo juanma rubio llevo mucho tiempo leyendo este blog y kevin durant(solo lo vi en los partidos contra los lakers )creo que no tiene techo creo que estamos ante el siguiente "michael jordan"

09/17/2010 12:21:38 AM

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Chapman

Magnifico analisis, el mejor que he leido sobre la seleccion USA en el mundial de Turquia, totalmente de acuerdo en todo. Un saludo-

09/17/2010 12:29:59 PM

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Carlos

Enhorabuena Sr. Rubio. Magnífico análisis.

Lo mejor de USA el respeto y la deportividad con la que se comportó en todo el campeonato. Lucharon hasta la extenuación por cada balón pero sin un mal gesto al contrario (habituales en otros equipos USA)

Congratulations USA!

09/17/2010 09:09:05 PM