Kevin López ha batido el récord español de los 800 metros en la reunión de Mónaco, en una carrera magnífica y espléndida, con un final apoteósico y dejando atrás, entre otros, al polaco Lewandowski, campeón de Europa en Barcelona 2010. Kevin ha hecho la octava mejor marca mundial del año y la primera europea. Tiene por delante suyo sólo a tres kenianos, un atleta de Botswana, un estadounidense, un etíope y un sudanés. Fantástico.
Kevin es un atleta de una calidad excepcional y con una característica que no todos los mediadondistas tienen: es capaz de aguantar un gran ritmo y de terminar muy velozmente. Son los ingredientes con los que se fabrican los campeones. Yo espero muchas cosas del sevillano en Londres, aunque hay que recordar que la final la disputan sólo ocho corredores y que el sistema de acceso a la prueba definitiva en los 800 metros es siempre durísimo. No echemos las campanas al vuelo, pero tengamos, legitimamente, confianza en Kevin.
La otra gran noticia de la reunión de Mónaco fueron los tres nulos de Yelena Isinbayeva en pértiga. Doloroso para ella y doloroso para los que la admiramos, entre los que me encuentro incondicionalmente. Creo que en su actual situación debió comenzar a competir más abajo, y no en esos 4,70, pero no seré yo quien dé consejos a la mejor pertiguista y a una de las mejores atletas de la historia. Yo creo que en el Estadio Olímpico de Londres será otra. Para ganar depende de sí misma. Si salta como solía saltar, nadie puede vencerla.
Y voy con otra cosa, más desagradable. Cuando José María Odriozola, presidente de la Federación Española de Atletismo, salió de la sede de este organismo en la calle Valladolid y fue preguntado por mi compañero Juanma Leiva por su opinión sobre el caso de Ángel Mullera, contestó, contundente: "¡Pregúntaselo a tu tia!". Respuesta digna de un ex catedrático, desde luego.