Me vais a permitir que por esta vez comience mis impresiones sobre el Cross de Atapuerca reflexionando sobre lo bello que es el circuito, imbricado en el Parque Arqueológico, que es Patrimonio de la Humanidad. Os recomiendo un libro llamado precisamente El Patrimonio de la Humanidad, editado por la Unesco, y que dedica un espacio a este lugar, en el que hace 800.000 años vivieron los primeros seres humanos europeos.
Copio algún párrafo: “Las cuevas de la sierra de Atapuerca proporcionan un testimonio único del origen y la evolución tanto de la civilización humana existente como de otras culturas que han desaparecido… La galería del Sílex alberga más de 50 paneles pintados y grabados con motivos geométricos, escenas de caza y figuras antropomorfas y zoomorfas… Las excavaciones han descubierto restos humanos (muchos de jóvenes y niños) y fragmentos de cerámica que se ha demostrado que estaban relacionados con sacrificios”.
Cultura y deporte unidos en el yacimiento burgalés, como ocurre en Sevilla con el Cross de Itálica, que se disputa en las inmediaciones de una antigua población romana. Deporte y cultura deben unirse siempre lo más posible, porque ambos saldrán ganando. Y en estos momentos de crisis económica feroz conviene recordar que cultura y deporte son algunas de las bases de la especie humana.
Y vamos con la carrera. El etíope Imane Merga renovó su título del año pasado en un vibrante sprint con el keniano Vincent Chepkop. Ambos terminaron en 28:07. El primer español fue el exmarroquí Ayad Lamdassem, octavo, al que vi menos fluido que en ocasiones anteriores. Muy bien Juan Carlos Higuero, décimo, que pretende dedicarse más a los 5.000 metros que a los 1.500, en sabia decisión.
En la carrera femenina, un tropiezo de la keniana Linet Masai a falta de medio kilómetro para la meta nos impidió disfrutar de lo que iba a ser otro sprint espectacular. Pero Linet cayó al golpear uno de los últimos obstáculos con su pierna izquierda, la de ataque, y fue segunda, por detrás de la etíope, que la aventajó en 18 segundos: 25:01 por 25:19.
La mejor española fue Diana Martín, décima, seis segundos por delante de Marta Domínguez, que ha emprendido un camino sin retorno, al parecer, hacia el medio maratón y, quizá, tal vez, hacia el maratón. Alessandra Aguilar fue la tercera española, duodécima. Las chicas del 1.500, Natalia Rodríguez y Nuria Fernández, se clasificaron 25ª y 33ª, respectivamente.
Hay que recordar que esta carrera era una de las que se iba a tener en cuenta a la hora de configurar la Selección española que acudirá a los Campeonatos Europeos del próximo mes en Budapest (Hungría). Aunque no está claro que vayamos a completar equipo. La crisis, que es demoledora, obligará a restringir viajes.
Y una cosa que me gustó mucho de Atapuerca fue la masiva presencia de corredores jóvenes. Hubo 253 benjamines femeninas y 321 masculinos y en alevines también se pasó de los 200 participantes. Es decir, que en España existen muchachos dispuestos a hacer atletismo, a pesar de las bajas temperaturas, que en algún momento se acercaron a los cero grados.
Buen comienzo del Circuito Mundial de la IAAF. Buena mezcla de élite y de gente joven.