Bragado, olímpico por séptima vez
La Federación Española de Atletismo ha hecho una excepción en su normativa y ha designado a Jesús Ángel García Bragado como fijo para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Sabia decisión. Se debe a dos personas: a Santi Pérez, responsable de marcha en el Comité Técnico (ampliamente aplaudido por atletas, incluso retirados, y entrenadores, por cierto) y a Ramón Cid, director técnico. Ampliamente aplaudido, también, a pesar de los momentos que le ha tocado lidiar, que no son duros; son durísimos. Yo también aplaudo a ambos.
Jesús Ángel ha sido seleccionado para esos Juegos “por su magnífica trayectoria deportiva y por su alto rendimiento en el pasado Campeonato del Mundo de Pekín”. Nadie podría objetar nada en contra. En la capital china fue el tercer mejor atleta español, con su noveno puesto en los 50 km marcha, tras el también marchador Miguel Ángel López, campeón del mundo, y Ruth Beitia, quinta en altura, pero a sólo dos centímetros del oro.
Bragado, madrileño residente en Cataluña, ha competido en seis Juegos Olímpicos, de forma que en la ciudad brasileña estará en los séptimos, que ya es estar. ¿Quién ha alcanzado esa cifra en España? Evidentemente, nadie. ¿Quién la ha alcanzado en el mundo? Sólo la jamaicana-eslovena Merlene Ottey.
Este es el historial olímpico de Chuso en los Juegos, siempre en los 50 kilómetros marcha:
Barcelona 1992: 10º (3h 58:43)
Atlanta 1996: Retirado
Sidney 2000: 12º (3h 49:31)
Atenas 2004: 5º (3h 44:42)
Pekín 2008: 4º (3h 44:08)
Londres 2012: 19º (3h 48:32)
Chuso García Bragado es un ejemplo total. El atleta que todo país querría tener. Por suerte le tenemos nosotros. Y una espléndida persona, comprometida con su deporte y con otras muchas cosas. Si yo fuera un dirigente deportivo (¡Dios me libre!) le tendría a mi lado de forma incondicional, porque me enriquecería, me daría una visión amplia y me prestigiaría. Así de fácil.
Antes de los Mundiales de Pekín pensé que ya no era el momento de exigir nada a Jesús Ángel (le conozco personalmente, por suerte para mí, desde 1993, año en el que le hice la primera entrevista, en el INEF de Madrid), pero aunque pensé eso, ya digo, terminó noveno en la capital china. Impresionante.
Bueno, pues el próximo verano nos deleitaremos de nuevo con él, cuando camine decididamente hacia los 50 años. ¿Qué hará Chuso cuándo su cuerpo ya no responda? Yo deseo que siga ahí, ayudando y enseñando.
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