Fermín Cacho: hoy hace 24 años que iluminó los 1.500
"Bueno, Martín, me voy a echar una siesta porque luego voy a ser campeón olímpico". Así, con el desparpajo que le caracteriza, anunció Fermín Cacho a Martín Fiz, después de comer en la Villa Olímpica, que por la tarde, en el Estadio Olímpico de Montjuïc, iba a llevarse la medalla de oro en los 1.500 metros. Un pronóstico que cumplió.
Sucedió el 8 de agosto de 1992, hace hoy exactamente 24 años. En vísperas de que el atletismo eche a andar en otros Juegos, los de Río. Por cierto, Fermín es el último campeón olímpico de 1.500 metros no africano.
El 3 de agosto, en la primera serie, venció Cacho con 3:37.04, mientras que en la segunda el mejor fue el argelino Noureddine Morceli (3:37.98), campeón mundial el año anterior, en la tercera el keniano Joseph Chesire (3:44.06) y en la cuarta su compatriota David Kibet (3:36.32). En esta fase avanzó también Manuel Pancorbo, sexto en la cuarta carrera con 3:37.62, pero cayó José Luis González, séptimo en la tercera con 3:46.75.
En semifinales, el 6 de agosto, Morceli ganó la primera con un crono de 3:39.22, con Pancorbo cuarto (3:39.52), que se ganó un puesto en la final. La segunda fue para el qatarí de origen somalí Mohamed Suleiman (3:34.77), seguido de Fermín (3:34.93), en una carrera rapidísima para unas semifinales.
Y llegó el día de la gran final. Ocho de agosto (mes ocho) y dorsal 404, que suma ocho. Y competición pocos minutos después de las ocho de la tarde, en un abarrotado estadio.
La carrera se desarrolló de forma muy lenta, con tiempos de paso de 62.25 (400), 2:06.83 (800), 3:02.55 (1.200), siempre con Chesire en cabeza. Un gran corredor, Chesire, pero cometió un error muy grave: cuando todas las hostilidades se habían desatado y faltaban 200 metros para la meta, dejó un leve hueco entre su cuerpo y la cuerda y por ahí se coló como una exhalación Fermín, que aceleró de forma impresionante y fue dejando atrás a todo el mundo hasta llegar a la meta con una ventaja clara que le permitió dejarse ir y disfrutar los últimos metros sabiéndose campeón antes de que terminase la carrera, mientras por detrás de él sus oponentes luchaban encarnizadamente por el bronce. Todavía se me pone la piel de gallina al recordar aquello y los saltos de alegría que muchos dimos en la zona de prensa de Montjuïc. El estadio se vino abajo.
Al soriano (3:40.12) le secundaron en la meta el marroquí Rachid El Basir (3:40.62), que en la recta final pasó de octavo a la medalla de plata, y el qatarí Mohamed Suleiman (3:40.69). Noureddine Morceli se hundió hasta la séptima plaza (3:41.70) y Pancorbo acabó undécimo en 3:43.51. Por cierto, el argelino se vengó no mucho después, el 6 de septiembre, en Rieti, con el récord mundial: 3:28.86.
Parciales de una última vuelta vertiginosa: 50.5, Cacho y El Basir; 50.8, Suleiman; 51,8 Chesire y Morceli; 52.2 Spivey. Últimos 200 metros: 25.2, Cacho; 25.0, El Basir; 25.4, Suleiman.
Hubo quien dijo que aquello era flor de un día, pero, por el contrario, fue el principio de todo. No hay que olvidar que el año anterior ya había sido quinto en los Mundiales de Tokio. ¿Y después?: Plata mundialista en Stuttgart 1993; oro europeo en Helsinki 1994; octavo, tras muchos problemas físicos, en los Mundiales de Gotemburgo 1995; plata olímpica en Atlanta 1996; subcampeonato en los Mundiales de Atenas 1997; bronce en los continentales de Budapest 1998 y cuarta plaza en la carrera más rápida de todos los tiempos en un gran campeonato en Sevilla 1999.
Seis medallas en la altísima competición y una marca personal de 3:28.95, lograda el 13 de agosto de 1997 en la Weltklasse de Zúrich, donde no estuvo lejos de batir nada menos que a Hicham El Guerrouj, que pocas veces se vio tan apurado para vencer a alguien, como él mismo ha reconocido. El magrebí batió el récord de su país, que arrebató nada menos que a Said Aouita, y situó segundo en el ránking mundial de todos los tiempos, tras Morceli.
Récord europeo para Cacho, segundo del ránking mundial de ese año y tercero de siempre, tras los citados Morceli y El Guerrouj. La plusmarca le duró hasta que el británico nacido en Somalia Mo Farah hizo 3:28.81 en 2013.
Veinticuatro años han pasado desde aquel oro fantástico en Barcelona 1992. Tres atletas que ya están en Río para competir en los Juegos vinieron al mundo ese mismo año: Pablo Torrijos tenía tres meses y Yidiel Contreras y Pau Tonnensen no habían nacido.
¿SABÍAS QUE…?
El primer campeón olímpico (Atenas 1896) fue el australiano Edwin Flack, con un tiempo de 4:33.2. Dos días después también ganó los 800. Nació en Londres, pero emigró con su familia a Australia cuando tenía cinco años.
La mayor diferencia del primero sobre el segundo la consiguió el keniano Kipchoge Keino en México 1968. Venció con 3:34.9 y fue segundo el estadounidense Jim Ryun, con 3:37.8. Le aventajó en dos segundos y nueve décimas. Keino es el actual presidente del Comité Olímpico keniano.
El británico Sebastian Coe es el único atleta que ha vencido en dos Juegos consecutivos en esta distancia. Lo hizo en Moscú 1980 y cuatro años después en Los Ángeles. Seb Coe dirigió la candidatura olímpica de Londres 2012, organizó esos Juegos con brillantez y es el actual presidente de la IAAF.
El récord olímpico lo tiene el keniano Noah Ngeny, con 3:32.07. En aquella final batió al marroquí Hicham El Guerrouj (3:32.32) y al entonces keniano y posteriormente estadounidense Bernard Lagat (3:32.44).
El campeón más joven es el keniano Asbel Kiprop, que en Pekín 2008 tenía 19 años y 50 días cuando venció.
El medallista de oro más 'viejo' es el británico Albert Hill, que venció en Amberes 1920 con 31 años y 148 días.
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