Por Juan
Mikhail Youzhny ha protagonizado la anécdota del Masters Series de Miami. El talentoso tenista ruso deslumbró al respetable con su monumental enfado consigo mismo durante su partido frente al español Nicolás Almagro. VER EL VÍDEO EN AS.COM
Tercer set. Almagro sirve para ganar el partido con 5-4. Oportunidad de break para el ruso que desperdicia con un revés a la red. Está a dos puntos de despedirse de Miami. Lleno de iracundia consigo mismo, decide machacarse la cabeza con tres contundentes raquetazos. Los espectadores se quedan estupefactos. Un chorro de sangre mana por su cara. Empapa la toalla que le sirven. Su coach traga saliva. Se acerca Nico. Risa floja de ambos. ¡Mikhail, no es para tanto, hombre¡ parece decirle.
Sangre en la silla. Sangre en la pista. Se reanuda el partido después de restañar las heridas. Mal negocio para el "matador" de Acapulco que ve cómo un redivivo cosaco le lleva al tie-break. Mikhail celebra los puntos con estética de psicópata. De vez en cuando vuelven los hilillos a correr por su frente. El juego no se detiene. El coach se tapa la cara. El juez se tapa los ojos. No recibe ningún warning. Por fin, al tercer match-point liquida al murciano. Éste, sin dar crédito a lo sucedido, increpa al árbitro.
Como colofón el ruso se planta en mitad de la pista y procede con su saludo militar a los cuatro puntos cardinales de un público atónito. Mientras se cuadra marcialmente ante su imaginario superior y se muestra orgulloso del deber cumplido, parece como si balbuceara: ¡Si es necesario abrirme la cabeza mil veces, así lo haré. Todo antes de aceptar una ignominiosa derrota. Señor, sí señor!
No deben preocuparse sus fans, el chico conserva todavía su famosa media neurona. Se me olvidaba, antes de este episodio, también jugaron al tenis.