Tomás de Cos
La bellísima Gabriela Sabatini (Buenos Aires, 16-05-1970) recibió hoy el justo reconocimiento de sus paisanos en la pista central del Lawn Tennis Club de la capital argentina, en el que se disputa la Copa Claro, por su ‘reciente’ ingreso en el Salón de la Fama del Tenis.
La considerada mejor tenista sudamericana de la historia lució anillo y deslumbró a los fotógrafos, mientras era ovacionada por el público que llenaba las gradas poco antes del inicio de la sesión vespertina, correspondiente a los cuartos de final.
"Lo que más valoro es el aprecio de la gente por lo que fui y lo que hice. El cariño de la gente es increíble. A pesar de que haya dejado de jugar hace tantos años, me reconocen todo lo que hice y eso no tiene precio… Es súper especial, tratándose del Salón de la Fama. Cuando ingresé en 2006 fue algo increíble. Todo deportista o artista quiere entrar en la historia de lo que hace… Fue una emoción tremenda, pocas veces me había emocionado tanto”, explicó tras abandonar la pista.
Sabatini fue una protagonista principal de la edad dorada del tenis femenino, en la que coincidió con grandes campeonas como Chris Evert, Martina Navratilova, Steffi Graf, Arantxa Sánchez Vicario, Monica Seles, Conchita Martínez, Jeniffer Capriati, Lindsay Davenport… Tiempos en los que el tenis femenino era mucho más que pegar palos a diestro y siniestro.
Y destacó tanto por su tenis agresivo y su estético revés liftado a una mano, como por su rebosante atractivo físico. De haber nacido una década más tarde, Gabi hubiera birlado numerosos multimillonarios contratos publicitarios a muchas de las ‘tenistas lolitas’ de Europa del Este.
Gabi disfrutó de una carrera de casi doce años como profesional (de enero de 1985 a octubre de 1996), en la que cosechó 27 títulos individuales y 14 de dobles. Entre ellos, el US Open de 1990 y el Wimbledon (dobles) de 1988. Y como le ocurriera a nuestra Arantxa Sánchez Vicario, vivió a la sombra de Steffi Graf.
Con la apisonadora alemana compartió pista en sus dos grandes títulos, uno como rivales y el otro como pareja de dobles, así como las otras cinco finales de Grand Slam que disputó: US Open 1988 y Wimbledon 1991 (individual) y Roland Garros 1986, 87 y 89 (dobles). Unos datos que acreditan la brutal tiranía ejercida por la escultural esposa de Andre Agassi. Además, fue medalla de plata en Seúl 1988 y ganó el torneo de maestras en 1988 y 1994.
La que hoy es empresaria de cierto éxito se granjeó un hueco en la historia de la raqueta por su tenis técnico y combativo, su carácter y su sonrisa, la más temible de todas sus armas.