El día que Di Stéfano jugó en la selección catalana

Ocurrió en enero de 1955. Di Stéfano fue invitado a participar en un amistoso entre un combinado de jugadores del Barça y el Español y aceptó. Aquel equipo se anunció en la prensa de esos días como Selección Catalana, aunque el escudo que lucieron los jugadores en el pecho sobre su camiseta (blanca) era el de la ciudad. Resultó un espectáculo glorioso en su primer tiempo, del que aún hablan los pocos vivos que van quedando de entre los que asistieron ese día al viejo campo de Las Corts.

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Aquel mismo día jugó la Selección Española en Madrid un amistoso con el Royal Liegeois. Se trataba de que el seleccionador (Ramón Melcón, apoyado por Benito Díaz para el trabajo de campo) ajustara ideas con vistas a un próximo partido contra Francia. Para la selección fueron convocados varios jugadores del Barça: Ramallets, Segarra (que se lesionó y no pudo jugar), Bosch, Manchón y Tejada.

No fue convocado Kubala. Este partido era el primero tras el desempate de Roma con Turquía que, bambino mediante, nos dejó sin Mundial de Suiza. Aquel día llegó, justo antes del partido, un telegrama de la FIFA avisando sobre la alineación de Kubala. El jugador no llevaba aún tres años como nacionalizado y, sin ese requisito, no podía ser alineado con la Selección. Pillada en la trampa, la Federación le sustituyó por Escudero. Como Kubala cumpliría los tres años de nacionalizado en abril del 55, más allá del partido contra Francia, no iba a poder jugarlo y por tanto no tenía sentido llevarle al amistoso de preparación.

Así que Kubala estaba en Barcelona, y su presencia posibilitó el amistoso Cataluña-Bolonia programado para el mismo día, a beneficio de la Asociación de la Prensa. En la época menudeaban partidos a beneficio de la prensa, así de bien se llevaban el gremio de periodistas y los futbolistas. ¡Qué diferencia!

Las vísperas no había mucha animación en las taquillas. El Bolonia era segundo de la Liga italiana, tenía un delantero centro, Pivatelli, importante, pero la ausencia de varios jugadores importantes del Barça pesaba algo. Entonces, la Asociación de la Prensa tuvo la idea de invitar a Di Stéfano, que tampoco podía jugar con España, porque entonces todavía no estaba nacionalizado. Di Stefano aceptó a la primera y Bernabéu no se opuso.

El anuncio de que venía Di Stéfano hizo volar el papel en dos horas. Di Stéfano había llegado año y medio antes a España y pasó el verano del 53 en Barcelona, mientras se sustanciaba el pleito entre el Barça y el Madrid por su ficha. En su primera Liga con el Madrid había sido campeón y máxima estrella del equipo en la Liga 53-54, además de Pichichi, con 29 goles en 28 partidos. En Barcelona se lamentaba (aún se lamenta) que no llegara a figurar en una misma delantera con Kubala. Ahora iba a ser la ocasión.

Di Stéfano llegó la víspera, lo mismo que el Bolonia, que hizo su viaje ¡en autocar! Llegaron con la mejor disposición, elogiando las vistas de la Costa Brava y la belleza de la ciudad. Di Stéfano se retrató sonriente, diciendo que le apetecía mucho reencontrar a amigos que hizo en Barcelona durante el verano del 53 y jugar con Kubala.

El seleccionador catalán era un célebre periodista (muchos años director de El Mundo Deportivo) que también llegó a ser seleccionador nacional. Firmaba como José L. Lasplazas, por lo que se le conocía como José Luis Lasplazas, pero la 'L' no era de Luis sino de Leoncio, cosa que no le agradaba, de ahí lo de la 'L'. El equipo formó con seis españolistas (toda la parte de atrás), cuatro barcelonistas (todos delanteros) y Di Stéfano:Marcel Domingo; Argilés, Parra, Gimeno; Gámiz, Faura; Basora, Villaverde, Di Stéfano, Kubala y Moll.

Catalanes sólo eran seis. El portero Domingo era francés, Villaverde y Moll, uruguayos, Kubala húngaro y Di Stéfano argentino. En la segunda parte entraría otro catalán, el barcelonista Gonzalvo, por Faura, con lo que siguió habiendo seis.

El partido fue un prodigio. Di Stéfano y Kubala combinaron de maravilla y la primera parte fue un vendaval de juego y lujos. Los dos genios abrieron su repertorio de maravillas y los goles se fueron sucediendo desde muy pronto. Ya en el primer ataque, hay un córner a la salida del cual Faura agarra el balón suelto fuera del área y lo clava de un cañonazo. Luego, van marcando sucesivamente Kubala, Di Stéfano, de nuevo Kubala, Pivatelli para el Bolonia, Faura otra vez y Moll marca dos más antes del descanso. Los jugadores se van a la caseta dejando un 6-1 en el marcador y a la gente maravillada. Luego, quizá por no abusar, bajaron el ritmo. Siguieron Kubala y Di Stéfano con sus exhibiciones, pero no hubo la profundidad del primer acto. Todo el mundo entendió que no querían hacer sangre. El Bolonia adecentó un poquito el resultado con un segundo gol. Aquello acabó 6-2.

Solo seis jugadores catalanes en el once: Argilés, Parra, Gimeno, Gámiz, Faura y Basora

Una vez tuve la ocasión de comer con Kubala y Di Stéfano, con motivo de un acto de Canal +, y recordaban aquel partido como una de las ocasiones en que más habían disfrutado el fútbol. Dos veces más volvería Di Stéfano a Barcelona para jugar 'como local' junto a Kubala, Selección aparte. La primera, en junio de ese mismo año, para un amistoso con el Vasco de Gama, de donde proceden las fotos que suelen mostrarse, falsamente, como prueba de que Di Stéfano llegó a jugar en el Barça antes de ir al Madrid, cosa que nunca ocurrió. La otra, ya en agosto de 1961, en partido de homenaje a Kubala, al que se apuntó también Puskas. De ahí data la foto de los tres genios vestidos de blaugrana.

Desgraciadamente, sin embargo, el tándem Di Stéfano-Kubala no llegó a dar de sí en la Selección lo esperado. De hecho, España se quedó sin ir al Mundial de 1958 con un equipo en el que ambos compartían delantera. Un 2-2 ante Suiza en Chamartín y una derrota en Escocia nos dejaron fuera, cuando teníamos una delantera de fábula: Miguel, Kubala, Di Stéfano, Luis Suárez y Gento.

Existe un buen libro, Selecció Catalana de Futbol, Nou Dècades d'Historia, de Antoni Closa y Jaume Rius que recoge, entre tantos otros, este partido. Di Stéfano firma en él una colaboración en la que se muestra feliz por haber participado en ese encuentro “y devolver a los catalanes una parte del afecto que siempre me mostraron”.