Marco Simoncelli se está convirtiendo, por méritos propios, en uno de los personajes de la temporada, y no precisamente por firmar unas carreras espléndidas en 250cc con cierta regularidad. Hace unos minutos que ha echado a andar el GP de Holanda, con los primeros entrenamientos de Assen, y colegas italianos y españoles nos enzarzamos cuando vemos las declaraciones que el de Gilera ha hecho en La Gazzetta dello Sport.
Mi colega Giovanni Zamagni, buen amigo, titula su información con un “Españoles, envidiosos” en boca del piloto y ya en el texto se pueden leer las siguientes declaraciones de Marco: “Después de la carrera de Donington, fui a pedir perdón a Bautista aunque no tenía que haberlo hecho porque no cometí ningún error. De todos modos, creo fallé al intentarlo en ese punto porque podría haberle pasado fácilmente en otro sitio. Ahora todos los españoles están contra mí, son unos envidiosos y quizá les fastidie llegar siempre detrás de mí con una moto oficial. Yo arrastro una tarjeta amarilla de Mugello y los demás no, así que ahora todos pueden machacarme una vez sin que les pase nada”. Vaya tela...
Menos mal que Valentino Rossi, el gran referente del paddock y la voz más escuchada cada vez que hay un conflicto, tiró de las orejas en público a su amigo Simoncelli. No hizo sangre, pero sí reconoció abiertamente que su compañero de entrenamientos había fallado clamorosamente con un torpe intento de adelantamiento sobre Bautista en Donington que, además, sirvió para ponerle en bandeja el triunfo a Kallio. Aquella acción de la penúltima vuelta de dos y medio en la que el italiano sacó al español recuerda mucho a la que el propio Rossi protagonizó con Sete Gibernau en Jerez 2005. Yo siempre dije que aquel adelantamiento de Valentino había sido sucio, pero no encontré jamás unanimidad. Es más, hubo mucha gente que machacó a Gibernau diciendo que había dejado la puerta abierta cuando, en realidad, no había nada abierto porque la única forma de trazar ese ángulo de forma rápida es como él lo hizo. En lo que sí le tengo que dar la razón a Rossi es en que él se la jugó con Sete en la última curva de la última vuelta, y metiéndole un churro al tercer clasificado. Eso permitió que, a pesar de salirse fuera, Sete pudiera cruzar la meta segundo. Rossi puso en peligro entonces la victoria en caso de caída de ambos, pero no le posibilitó al tercero el adelantamiento sobre ellos, como sí hizo Simonelli con Kallio que, casualmente, salió más líder de la general.
Quisiera saber vuestra opinión del caso Simoncelli-Bautista, que puede repetirse en cualquier momento, y también la del Rossi-Gibernau. Ha pasado el tiempo, pero aquella acción sigue siendo un de los momentos culmen de la era MotoGP.
PD: Lorenzo conoció los comentarios de apoyo que le enviasteis después de su baja en Montmeló y os dio las gracias en la columna que escribió en el AS después de la carrera de Donington. Sois grandes.