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"Hormigas en el culo"

Mr. Pentland

Míster Pentland fue justo lo que la mayoría llevamos dentro: un entrenador. El precursor y más innovador. Este rincón tratará de su gremio. De los inicios, las trayectorias y las anécdotas de sus sucesores. Modestos y profesionales. Españoles y foráneos. De club o seleccionadores. Bienvenido. Pase y tome asiento.

Autor: Alfredo Matilla

"Hormigas en el culo"

Odio las mudanzas. Y tengo motivos para ello. Hay quien se divierte embalando y clasificando cajas. Allá ellos. Es una fobia de pequeño. Y no se trata del temor al futuro ni al olvido del pasado. Es más bien la incomodidad de finiquitar con el casero y buscar otro alquiler en los anuncios breves. Sin haber sido un profesional del fútbol ni un corresponsal de guerra, en sólo 30 años he vivido de forma continuada -y obviando cientos de hoteles- en dos casas en Alcázar de San Juan, en otras dos de Albacete, en dos más en Santander y en varios lugares de Madrid: Marqués de Vadillo, Diego de León, Quintana, Las Ventas, Alcobendas, San Sebastián de los Reyes, Las Tablas… Trece viviendas distintas que recuerde. Una cada dos años y medio. Y les aseguro, ojalá no les haya pasado (si es así, igual se solidarizan), que tener que abandonar un hogar es igual de crudo y molesto que llegar a otro nuevo. Por eso me pongo en la piel de algunos entrenadores trotamundos, y donde ellos ven nuevos horizontes y el color del dinero, uno ve al camión de la mudanza y el frío exilio de una familia nómada.


Rudolf Gutendorf (Coblenza, Alemania, 30 de agosto de 1926) sabrá más que nadie de mudanzas. Entrenó a un total de 47 equipos, entre clubes y selecciones, dirigió en 29 países diferentes y ejerció en cinco continentes. Por ello, ya lo sabrán algunos de ustedes, entró en el Libro de los Récords Guiness. Ayer, por fin, pude conocerle. No había tenido el placer. Y ya le dije, me hubiera encantado entrevistarle en persona, con más tiempo y sin la frialdad del teléfono. Así habría podido conocer a su mujer, Marika (36 años menos), y saber por su boca si le animaba a tanto traslado o, por el contrario, si incluso le llegó a frenar en ocasiones cansada de volar y adecuarse a tantas franjas horarias. O es más, si a su hijo Fabián alguna vez le dio tiempo a hacer amigos por el camino. Este aventurero alemán podría ser considerado como un técnico totalmente opuesto a otros colegas de gremio como Sir Alex Ferguson, que lleva en el Manchester United casi tanto tiempo como el escudo. Rudi no brilló como futbolista en el Neuendorf, así que prefirió experimentar el fútbol desde otro prisma. Empezó en el Rengsdorf en 1946 y acabó en 2003 en la selección de Samoa. Entre medias, mil y una experiencias. Otro día me explayaré. La mejor, que en 1981 se superó a sí mismo: era a la vez el técnico nacional de Nepal, Tanzania e Islas Tonga y el consejero de las Islas Fidji. “Qué buenos tiempos”, recuerda desde su lugar de vacaciones en Tenerife. Dicen que tenía “hormigas en el culo”.

Rudi Gutendorf entrenando

‘Riegel Rudi’ le llamaban (‘cerrojo Rudi’) porque fue uno de los inventores del fútbol defensivo. Y España tuvo el honor de darle cobijo. Era el primer técnico alemán en la Liga. Fue en 1975. En el Valladolid, en unas de sus etapas en Segunda división. El club no pasaba por un buen momento y el presidente, Fernando Alonso, apostó por él en detrimento de Fernando Redondo después de dar mil vueltas para elegir sin equivocarse. Heriberto Herrera fue la primera opción. No aceptó al estar en el Atalanta italiano. Lucen Müller no quiso empezar un proyecto deprisa y corriendo. Y Juan Arza pedía un millón de pesetas de ficha más 60.000 de sueldo y otras primas. Gutendorf dijo sí, pero antes quiso ver al equipo en directo frente al Barcelona Atlético. Aceptó pese a la mala imagen (“es que luchaban mucho”). Se puso manos a la obra el 4 de enero de 1975 y cumplió con nota: salvó al equipo hasta de la promoción de descenso con un innovador sistema defensivo bastante raro conocido por ‘La espiral Rudi’.

Eso sí, más que un juego deslumbrante aportó anécdotas, como recuerda aún más de un fiel seguidor en Pucela. La más repetida es aquella en la que Rudi decidió acercarse al público para entender una forma de pensar a la que le costó adaptarse. El míster solía charlar con los aficionados tras los entrenamientos para saber las preferencias de cada uno y calibrar qué once gustaba y cuál no. Había algunas quejas por el rendimiento colectivo así que un lunes, tras una inesperada derrota, Rudi citó a los jugadores a primera hora de la mañana y los sacó a correr por las calles de Valladolid con la obligación de que miraran a los edificios. Igual ya lo habrán leído. Dieron varias vueltas por el Paseo de Zorrilla sin importarle el frío. Nadie entendía nada. Al terminar, ya en las duchas, dio su explicación: “¿Habéis visto a los trabajadores subidos en el andamio? Pues ya sabéis que sois unos privilegiados y que de vosotros depende seguir viviendo bien o saber lo que de verdad es trabajar”. A sus 86 años, aún se ríe.

Debido a su éxito le propusieron renovar. Pero se fue. “A mí me gusta recorrer el mundo”, le dijo en su despedida a Santiago Gallego, corresponsal de AS. Y lo mismo repite ahora. Tenía ofertas de la selección de Venezuela, Bolivia y Arabia Saudí, además de una gran propuesta de un ‘primera’ español y de varios ‘segundas’. Y no coló. Aunque se quite importancia, le ponía mucho más cambiar de aires que la peseta. “Habrá más técnicos a los que le sucediera lo que a mí…”. Los habrá. Pero de forma tan parecida a él sólo conozco a uno en España que se le aproxima. Es otro enamorado del fútbol defensivo que también peina canas. Se llama Fabriciano González Penelas y es más conocido en este deporte como Fabri (San Pedro de Santa Comba, Lugo, 1955).

Fabri en el Racing

Él es el entrenador español del año. A sus 57 años, lleva 27 equipos distintos dirigidos (repitió en Lugo y entrenó al Mérida con dos denominaciones). Y recientemente ha sido capaz de estar en cuatro clubes en sólo unos meses (Granada, Huesca, Racing y Panathinaikos). Además, puede presumir de cobrar de dos entidades a la vez ya que en El Sardinero aún le abonan mes a mes el finiquito y en Grecia ha firmado hasta final de temporada por poco más de 100.000 euros. Y todo sin tener representante. En los años 80, tras ser un modesto extremo, Fabri se estrenó en los banquillos en Galicia. Primero con la Sociedad Gimnástica Comercial Estudiantes. Y luego en el Villalbés y el Lugo. Su primera experiencia lejos de casa, tras ser concejal socialista en su tierra, fue en La Mancha. En el Villarrobledo. Y su debut en Primera, en el Logroñés, donde aguantó tres semanas. Fabri ha sido un clásico maestro táctico de Segunda pero en el 2000 tuvo que marcharse a Portugal para seguir progresando en su segunda categoría. Entrenó, entre otros, al desaparecido Campomaiorense. Iba y venía sin descanso tras aprender de Julio Díaz, Sacchi y Lippi. Y así sigue.

No sé si conocerá a Gutendorf, pero parece que le imita. El bueno de Rudi tenía en su currículum a la edad de Fabri ‘solo’ media docena de equipos menos y dos títulos más: la Copa suiza con el Luzern y la Copa de las Naciones con Australia. Así que Fabri puede pasar a la historia de seguir a esta velocidad. No sé si es algo bueno o malo. Sus salidas no las suele elegir él. De hecho, a los quince días de aterrizar en Grecia, la directiva del PAO organizó un gabinete de crisis para echarlo por llevar un único partido ganado y tras en la Copa, su tabla de salvación. Le dieron un ultimátum y lo superó. Este fin de semana volvió a tropezar y a suscitar debates, así que parece que el récord de Gutendorf está un poco más cerca de ser superado. Mientras Rudi exprime su jubilación, Fabri cada día está más próximo de su nuevo equipo. Qué barbaridad. Cuánta valentía. Qué pereza.

3 Comentarios

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Mar

La verdad que la vida de entrenador no es sencilla, pero está bien recompensada económicamente.

Os dejo un enlace muy bueno sobre el mejor equipo de fútbol del mundo y de la historia: http://marbcn2510.blogspot.com.es/

02/05/2013 04:30:07 PM

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jazzbaker@vivirenverso

No es tu caso. Tu ritmo de vida es otro. Pero un entrenador como Rudi, ¿cuántas horas trabajaba al día?, ¿cuatro, cinco? El resto del día a conocer nuevas culturas, explorar nuevas calles, degustar nuevas comidas, escuchar otras músicas, contemplar exóticas mujeres... y todo a costa de un club. No es mala vida, querido. No es mala vida.

Como siempre, muy interesante. Y muy divertido. Gracias.

02/06/2013 10:12:10 AM

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Sex Shop

Muy buenoooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!

03/19/2013 06:20:10 PM