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Ciolek deja helado a Sagan

Pedaladas

Vamos a hablar de ciclismo, pedalada a pedalada. De sus gestas y de sus miserias. Desde mi experiencia como periodista en treinta grandes vueltas y en otras múltiples batallas...

Autor: Juan Gutiérrez

Ciolek deja helado a Sagan



Ciolek podio

La Milán-San Remo ha tenido un desarrollo polémico y un recorrido capado, pero también un final espectacular y digno de una gran clásica. Peter Sagan era el gran favorito, Fabian Cancellara se había encargado de calentar el duelo, y Gerald Ciolek se ha aprovechado del pique para levantarles la victoria haciendo lo que mejor sabe hacer: sprintar.


Sagan es tan rápido que puede ganarle a cualquier sprinter puro, como ya demostró en la reciente Tirreno-Adriático. Pero a su rebosante calidad sigue sumando grandes dosis de bisoñez, unas veces, y de exceso de confianza o hasta prepotencia, en otras. Este frío domingo ha pecado más de lo segundo y ha dejado escapar la Classicissima por no vigilar al más veloz del sexteto de vanguardia.


Ciolek no es ningún zote, aunque hasta esta Milán-San Remo apenas le hayamos visto confirmar la meteórica progresión que anunciaba en sus inicios. En 2005, con sólo 18 años y aún siendo amateur, se llevó el Campeonato de Alemania por delante de Forster y Zabel. Una temporada después logró un triunfo cantadísimo en el Mundial Sub-23 en Salzburgo. La clásica italiana recoloca al germano en el pedestal donde le proyectamos en aquellos tiempos. Veremos si perdura.



Ciolekgana

No sabemos hasta qué punto el recorte de 57 kilómetros por la nieve y el largo parón neutralizado ha podido condicionar o adulterar el resultado último. Es cierto que la suma de dureza al final se agarra siempre a las piernas, y eso es fundamental en una clásica como la Primavera. Y también que provocó importantes abandonos: Boonen y Nibali. Pero no es menos verdad que el desenlace ha sido parecido a lo que podíamos prever, con Sagan, Cancellara o Paolini en el grupo definitivo, o Chavanel, Gilbert o Iglinskiy jugando sus cartas a más distancia.


Me alegro de que la Milán-San Remo no se haya suspendido, aunque reconozco que expreso este deseo tumbado tranquilamente en mi sofá. No dispongo de datos suficientes para hacer un análisis infalible de lo que allí se ha vivido, aunque las imágenes que nos han llegado son bastante impresionantes. En estos casos, creo que siempre hay que colocar en la balanza dos cosas: el ciclismo se construye con la épica y eso incluye el mal tiempo, pero el límite siempre hay que ponerlo cuando haya un problema real de seguridad, más allá de las caídas intrínsecas que conlleva este deporte. Es decir: aplicar por todas las partes el simple sentido común. Organizadores y ciclistas se necesitan. Eso sí, como punto de partida no me ha gustado nada el innecesario cambio de la carrera al domingo, ni tampoco que se haya ido improvisando cuando las dantescas condiciones se conocían desde el kilómetro cero (o mucho antes).


Con polémica o sin ella, la primavera ciclista ya ha llegado. Una primavera helada, sí, pero que un año más anuncia grandes y ardientes emociones.



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