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Alpe d'Huez humaniza a Froome

Pedaladas

Vamos a hablar de ciclismo, pedalada a pedalada. De sus gestas y de sus miserias. Desde mi experiencia como periodista en treinta grandes vueltas y en otras múltiples batallas...

Autor: Juan Gutiérrez

Alpe d'Huez humaniza a Froome

Chris Froome es humano. La etapa reina del Tour de Francia, con su doble subida al Alpe d’Huez, acabó con los alardes del maillot amarillo. El africano sufrió de lo lindo en la ascensión final, donde se dejó 1:06 minutos con Nairo Quintana y 1:03 con Purito Rodríguez, a lo que luego hubo que sumarle 20 segundos de sanción por avituallamiento irregular. Alberto Contador, valiente en el último descenso, no pudo participar en la fiesta porque cedió incluso más: 2:11 con el colombiano. Aun así, el madrileño salvó la segunda plaza del podio (a 5:11), mientras que Quintana desbancaba a Kreuziger del tercer peldaño (a 5:32). El triunfo se lo llevó Christophe Riblon, que enloqueció al público francés cuando rebasó a Tejay Van Garderen a poco más de un kilómetro de la meta para coronarse vencedor después de 150 kilómetros de escapada.



Porte-Froome

Todo apuntaba a otro paseo de Froome, después de haber salvado un órdago de Contador. La primera subida al Alpe d´Huez no cumplió las expectativas. Tampoco apareció la lluvia, tan temida para el estreno de la bajada desde el Col de Sarenne. Una avería de Van Garderen y una salida de la carretera de Riblon daban un aviso del riesgo. Contador, que ya sabe que a Froome no le gustan mucho los descensos, y menos a su rueda, lo intentó en ese terreno junto a su inseparable Kreuziger. La maniobra parecía buena, pero esta vez el maillot amarillo no cayó en la trampa. En parte, porque la presencia de sus compañeros Kennaugh y Porte frenaron su indomable ímpetu. El intento no fue más allá de la veintena de segundos y Contador fue devorado por el grupo, encabezado por el Movistar.

No será desde aquí donde se critique la valentía de nadie. Contador lo intentó, un día más. Y eso siempre es digno de elogio. El problema es que a ese descenso no se llegó con la situación estratégica ideal. El Saxo no llevaba compañeros por delante, pese al intento estéril de colar a Paulinho y Roche, y el Sky sí disponía de dos hombres para arropar a Froome.

Los intentos de desarmar al líder se habían reducido a la brava salida de la etapa con la ascensión al Manse, que volvió a dejar momentáneamente en evidencia al Sky. A los diez kilómetros de carrera, Froome se encontraba solo y respondía en primera persona a todo lo que se movía, entre ellos a Valverde. La única generosidad vino con el grupo de nueve escapados del que acabarían saliendo los tres primeros clasificados: Riblon, Van Garderen y Moser. La situación recordó a la segunda jornada de los Pirineos, pero, a diferencia de entonces, los compañeros del británico lograron reagruparse en el llano. El Saxo quiso dar continuidad a la fiesta con un ataque a dúo de Paulinho y Roche, que tendrían que servir de enlace en una futura ofensiva de Contador o Kreuziger, pero ambos fueron neutralizados en el inicio de la primera subida al Alpe d’Huez. No hubo jugada.



Purito

Ya en la ascensión final, Froome puso a su siamés Porte a tirar y a más de diez kilómetros pegó una primera arrancada. La sombra del alienígena volvía a asomar en el Tour, pero era un espejismo... Una sombra. Con sus arreones logró descolgar a Contador y Kreuziger, pero Nairo Quintana y Purito Rodríguez se pegaron a él como lapas y muy pronto se vio que no iba a ser su día. El Tío del Mazo había llamado a su puerta. Si no es por la ayuda del australiano, con avituallamiento irregular incluido, el apajarado keniano podría haberse dejado mucho más en la meta. Aún faltan dos jornadas de montaña, con Quintana y Purito como valores al alza. El líder lleva más de cinco minutos de ganancia y debería empezar ya a pensar en usar más la cabeza que el corazón. Este Tour dependerá de cómo sepa rentabilizar su ventaja.

(Mi crónica de la 18ª etapa del Tour con final en Alpe d'Huez)