Para este lunes había manejado la posibilidad de escribir sobre libros de ciclismo, por aquello de coincidir con la festividad de los Reyes Magos, pero al final se me cruzó otra idea durante la semana y he decidido cambiar de tema. Ya habrá tiempo para retomar la lectura…

Y el cambio se debió al acto que organizó Alberto Contador el pasado martes en Pinto, con motivo de la presentación de su Escuela de Ciclismo para niños de entre 8 y 14 años, con el exciclista madrileño Félix García Casas al frente. El doble ganador del Tour también tiene equipos en las categorías Júnior y Sub-23, ambos integrados por 15 corredores. Y para el futuro no descarta formar una escuadra profesional. Al margen de cualquier otro tipo de consideraciones sobre Contador, este apoyo a la cantera, al ciclismo de base, a mí solo me inspira un sonoro aplauso.

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Hace un par de semanas tuve la oportunidad de hablar un poco con Brian Cookson, el nuevo presidente de la UCI, y uno de los aspectos en los que más incidió, una de sus mayores preocupaciones, es el fomento de la cantera. Incluso cuando le pregunté por el secreto de la eclosión del ciclismo anglosajón, me respondió que la clave estaba precisamente ahí: en el cuidado de la base.

Esta inquietud toma especial fuerza en una época en la que España vive un receso en el profesionalismo. El pelotón nacional ha quedado reducido en el WorldTour de 55 ciclistas en 2013 a 33 en 2014, y puede presumir de tener el dudoso honor de componer la media más elevada de edad con 30,5 años. A la espera de la llegada del maná de Fernando Alonso, el panorama se presenta bastante desolador.

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Contador ha tomado la iniciativa personal de trabajar la cantera, como lo hace con ahínco Víctor Sastre en tierras abulenses desde 1982, o como la sigue trabajando la Unión Ciclista de San Sebastián de los Reyes… Pongo sólo unos ejemplos del entorno geográfico que más conozco, pero por supuesto que existen otros impulsos similares en todo el país. Que dos ganadores del Tour como Contador o Carlos Sastre apoyen este tipo de acciones demuestra que es el propio ciclismo el que puede levantarse a sí mismo.

Estos proyectos son siempre de agradecer, pero no habría que dejar que la suerte del futuro recayera únicamente en la espontaneidad o en la generosidad de ciertas personas, sino que habría que poner unas bases desde las propias instituciones, tal vez desde la misma UCI. ¿Por qué no obligar, por ejemplo, a que cada escuadra del WorldTour tenga su propia escuela o equipos filiales, o que cada organizador añadiera paralelamente a la profesional carreras de otras categorías, como ya hacen algunas?

Se me ha ocurrido así, a bote pronto, sin madurar mucho la idea… Pero se lo voy a pedir a los Reyes, que para eso son Magos…