Pedaladas

Vamos a hablar de ciclismo, pedalada a pedalada. De sus gestas y de sus miserias. Desde mi experiencia como periodista en treinta grandes vueltas y en otras múltiples batallas...

Autor: Juan Gutiérrez

El coche de la Amstel agrava los despropósitos en seguridad

Las caídas son inevitables en el ciclismo. Detrás de un accidente siempre suele estar el factor humano, bien por descuidos, por errores o por poca pericia de los corredores, o bien por elementos externos como la meteorología adversa, el mal estado de las carreteras, animales que se cruzan en la ruta o fallos organizativos. Evidentemente, no hay ciclismo sin caídas, pero hay algunas más inevitables que otras y que, en la mayoría de los casos, se esquivarían con la aplicación única del sentido común.

 

La caída más insensata y más evitable que recuerdo, y que presencié en directo en la meta de Armentières, fue provocada por un gendarme que tuvo la infeliz idea de sacar una fotografía al pelotón en pleno sprint del Tour de Francia de 1994. Y eso que aún no existían los móviles con cámara ni los modernos selfies. Todavía recuerdo el rostro sangrante de Laurent Jalabert, que perdió varias piezas dentales, o a Wilfried Nelissen inconsciente en el suelo. Las fotos a destiempo se han repetido en más ocasiones, como aquel personaje que tiró a Giuseppe Guerini en el Alpe d’Huez en 1999.

Un loco imprudente es difícil de controlar, pero hay situaciones de peligro que sí se pueden eludir. Y varias de ellas las hemos vivido en las últimas tres semanas en las carreteras de las competiciones ciclistas más importantes del calendario. Este mismo domingo nos hemos topado con un coche que se coló en dirección contraria en plena Amstel Gold Race, ya el colmo de una racha de despropósitos que voy a resumir a continuación.

 

En las últimas semanas hemos visto arcos hinchables caerse encima del pelotón en el Tour de Flandes o en el Gran Premio Escalda. También en una salida de la Volta a Catalunya, aunque aquel caso fue más ridículo que peligroso. En el mismo Flandes pudimos presenciar igualmente cómo dos coches de asistencia de Shimano provocaban dos accidentes que acabaron con ciclistas heridos por los suelos.

 

Con las imágenes de Shimano todavía en la retina, unos bolardos mal señalizados con un cono derribaron a parte del pelotón en las proximidades de la meta de la primera etapa de la Vuelta al País Vasco, en plena Gran Vía de Bilbao, y enviaron a cuatro corredores al hospital, con Sergio Pardilla muy maltrecho. Aquel fallo organizativo indignó a los ciclistas, que al día siguiente protagonizaron un plante de cinco minutos en la salida en señal de protesta.

Por Bilbao andaba José Luis de Santos, presidente de los ciclistas españoles, en funciones de embajador de la CPA, la asociación internacional que preside Gianni Bugno. La CPA ha decidido tener siempre a un representante en las carreras más importantes para velar por la seguridad del pelotón. La decisión surgió a raíz de la nevada del Terminillo, en la Tirreno-Adriático, donde a mi entender no hubo tanto peligro al no haber descensos en el itinerario. El pasado sábado se vivió una circunstancia similar en la Vuelta a Castilla y León, donde sí se neutralizó con toda lógica la segunda etapa en el Alto de Torre por la nieve.

Bolardo

Que los representantes de los ciclistas apoyen a sus asociados y exijan más seguridad es plausible y necesario. El problema es cuando las situaciones de riesgo son provocadas por los propios corredores, como ocurrió en el famoso paso a nivel de la reciente París-Roubaix, donde varios participantes se saltaron la señalización con el TGV en las inmediaciones, ante millones de espectadores de televisión. A raíz de aquella lamentable imagen se rescató otro vídeo del Tour de Flandes sub-23, donde los corredores apuraban y arriesgaban todavía más, lo que demuestra que la cantera tampoco viene bien educada y formada. La CPA tiene que poner las pilas a los organizadores, pero antes debe empezar por sus propios asociados. Una cosa es la picaresca, y otra muy distinta es jugarte el gaznate, a la par que generas mal ejemplo público.

  

Los bolardos de Bilbao y el paso a nivel de la París-Roubaix provocaron la reacción de la UCI, que emitió un comunicado en el que lamentaba los sucesos y anunciaba la apertura de informes para esclarecer responsabilidades. De momento, el coche cruzado en la carretera de la Amstel Gold Race persiste en un problema que ya acumula demasiados casos en un corto espacio de tiempo.


1 Comentarios

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Antonio

Vaya colección!!!

04/20/2015 03:54:18 PM