Saga
Como el Mundial de fondo en carretera es la única competición anual por selecciones, uno acostumbra a envolverse en la bandera a cada pedalada. Queríamos dar aliento a Alejandro Valverde para que al fin incorporara el oro a su récord de medallas (seis: dos platas y cuatro bronces). No lo consiguió. Y seguramente se haya dejado en Richmond su última bala. El murciano sabe que tiene 35 años, que Doha sonreirá en 2016 a los velocistas... Y que el reloj juega a favor de ciclistas como Peter Sagan o Michael Matthews, diez años más jóvenes. Con el oro descartado, quisimos empujarle al menos a la séptima medalla. Tampoco pudo ser. Para colmo, el torpe realizador de televisión nos privó del sprint por el podio, donde Valverde llevaba tres años instalado.
Nada es eterno... Por eso Sagan tuvo al fin un día grande, acorde a su categoría, después de una larga colección de segundos y terceros puestos. Incluso cuando pierde, el eslovaco ofrece coraje, descaro y clase. En el Tour de Francia le vimos entrar día a día en las fugas, harto de no poder ganar al sprint. La bandera envuelta no cegará en ningún caso nuestro gusto por el ciclismo. Ante un corredor como Sagan sólo hay que levantarse y aplaudir. Sus propuestas son espectáculo puro.
