Argentina se llevó el título en el Sudamericano Sub-17 tras su empate en la última jornada frente a Venezuela y el de Brasil frente a Paraguay. Un desenlace inimaginable cuando el conjunto argentino comenzó el torneo con dos derrotas seguidas, pero que tiene mucho que ver con la mejoría defensiva y la aparición decisiva del zurdo Suárez. Una gran Venezuela rozó el título y acabó segunda, Brasil fue tercera y el cuarto conjunto clasificado para el Mundial fue Uruguay. Este es, a nuestro juicio, el once ideal:
Augusto Batalla (portero, Argentina, 1996, River Plate)
Junto al venezolano Velásquez, el mejor portero del torneo. Muy sólido, buena estatura y serenidad bajo los palos. Acabó por ser una garantía para el equipo argentino, pese a que los primeros partidos fueron de muchas incógnitas.
Nicolás Tripichio (lateral derecho, Argentina, 1996, Vélez Sarsfield)
Comprometido, solidario y siempre correcto, dio empaque y carácter al equipo argentino cuando más falta le hacía. Se sumó con fuerza al ataque pero sobre todo mantuvo un buen rigor defensivo desde el momento en el que Argentina reaccionó.
Emanuel Mammana (central, Argentina, 1996, River Plate)
Espectacular torneo. Comenzó con dudas como el resto del equipo argentino, pero cuando se asentó demostró ser un central de enorme futuro. Muy sobrio, intuitivo al corte y siempre muy colocado. Una gran esperanza de futuro para Argentina.
José Luis Marrufo (central, Venezuela, 1996, Caracas)
Muy destacado en la línea de tres centrales venezolana, ocupó el flanco izquierdo y lo hizo con calidad para sacar la pelota con la pierna izquierda y desplazar en largo. Fue expulsado en el último partido ante Argentina, aunque de manera polémica.
Abner (lateral izquierdo, Brasil, 1996, Coritiba)
Ofensivamente una delicia, de esos lateral izquierdos brasileños con gran potencia de piernas para incorporarse al ataque y calidad para poner el balón donde precisa. Su primera fase fue espectacular. Luego se le hizo más largo el torneo.
Franco Pizzichillo (mediocentro, Uruguay, 1996, Defensor)
Mucha calidad técnica individual, un mediocentro con capacidad para distribuir pero también para incorporarse al ataque. Hizo algunos goles importantes y dio la sensación de ser un futbolista con cualidades para seguir creciendo mucho.
Kenedy (volante, Brasil, 1996, Fluminense)
La gran estrella brasileña. Zurdo pero pegado siempre a banda derecha, sus diagonales hicieron mucho daño. Muy al estilo de Hulk, con una gran pierna izquierda y un disparo sensacional, además de buena visión para dar pases interiores.
Leonardo Suárez (volante, Argentina, 1996, Boca Juniors)
El gran talento argentino del torneo. Intermitente y con menos protagonismo del que por calidad podría tener, pero un lujo cuando estuvo inspirado. Por ejemplo en la final, en la que hizo dos goles. Fenomenal zurdo, un chico que dará que hablar.
Franco Acosta (delantero, Uruguay, 1996, Fénix)
Máximo goleador del torneo, un delantero con muchísimo olfato y capacidad de desmarque, siempre en posición franca para anotar. Supo aprovecharse del caudal de juego de los uruguayos por detrás y fue claramente a más en el torneo.
Andrés Fabián Ponce (delantero, Venezuela, 1996, Deportivo Táchira)
Formó una pareja de auténtico lujo en el ataque venezolano con Ronaldo Peña y fue el autor de casi todos los goles de la Vinotinto en el torneo. Veloz, goleador, vertical, incisivo. Confirmó lo que se esperaba de él, un delantero de gran nivel.
Sebastián Driussi (delantero, Argentina, 1996, River Plate)
Mantuvo un gran nivel en el torneo, sin ser un jugador técnicamente depurado pero con la portería siempre entre ceja y ceja. Anotó con facilidad y también se encontró cómodo cuando salió del área. Fiable y en un momento dulce.
