Madrid y Barça destinan cada año conjuntamente alrededor de 30 millones de euros para sus canteras. Las inversiones de ambos son, de media, un 25% más altas que las de los 18 clubes restantes de Primera. Blancos y culés son los que más medios tienen en el fútbol base, los que más dinero gastan en reforzar sus filiales, los que más atraen a los jóvenes talentos con diferentes ofertas para proseguir con su formación. Números, cifras, que no concuerdan con los últimos objetivos de La Fábrica y La Masía en lo que a resultados y promoción de jugadores se refiere.

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Sus filiales son un ejemplo. El Barça B está a punto de descender a Segunda B pese a que cuenta con jugadores jóvenes de enorme proyección y fichajes que son internacionales absolutos, caso de Halilovic. Pero los problemas de algunos de ellos con Eusebio Sacristán acabaron con el técnico destituido y Vinyals ocupando su lugar, ya sin tiempo y sin motivación para reconducir la situación. Igual de grave o más es lo que le ocurre al Castilla. El filial blanco se marcó como objetivo regresar a Segunda pero parece que ni siquiera disputará el playoff de ascenso. El pozo de la Segunda B se le ha atragantado a Zidane, que no pudo sobreponerse a un pésimo inicio y a la aureola de críticas que le generó dirigir sin carnet de entrenador. Aún así, por plantilla y presupuesto, lo del Castilla es otro fracaso en toda regla.

La cosa no queda ahí. Los primeros equipos juveniles, seguramente la otra vara de medir el estado de salud de una cantera, también han fracasado. El culé completó una temporada histórica por negativa en su grupo de División de Honor, en el que el Espanyol le sacó 20 puntos de ventaja. Lo nunca visto. En Europa la cosa se agravó. En la Youth League el Anderlecht le pasó por encima como si el equipo grande fuera el belga y no el catalán. En un año el Barça pasó de ser campeón de Europa a deambular sin pena ni gloria. Tampoco el Madrid anduvo fino. El Oporto le apeó por penaltis en octavos y en la liga quedó por detrás del Rayo. Ni jugar la Copa de Campeones por ser el mejor segundo alivió esta situación. La derrota ante el Espanyol (1-2) en semifinales confirma un año discretísimo del juvenil blanco.

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Para algunos la razón estriba en la sanción de la FIFA qué alcanzó a la cantera del Barça y le impidió fichar durante dos mercados. La misma que ahora amenaza al Madrid. Las irregularidades con las que se produjeron incorporaciones en el fútbol base han tenido una repercusión funesta en La Fábrica y en La Masía. Pero no solo eso. A los talentos madridistas y culés no se les ha llevado por el camino por el que se debía, en muchos casos. Faltó trabajo, humildad, sencillez. Eso sí, sin dejar a los chicos hacer declaraciones en todo el año. Como si los culpables de todo fuéramos los medios. Madrid y Barça verán...