Los periodistas tenemos la manía de hacer una reducción a lo absurdo en la presentación del super partido con frases como ‘La Super Bowl de los quarterbacks’, pero si miramos los dos equipos con lupa, las dos defensas son casi intercambiables, en incluso tienen a sus jugadores más dominantes en las mismas posiciones. Donde sí hay más diferencias es en los ataques y ahí, nos guste o no, casi siempre reinan los pasadores.
Es muy complicado poner en una balanza a Rodgers y Roethlisberger y apostar decididamente por uno de ellos. Ya he hablado mucho sobre ambos y no quiero insistir más. Posiblemente el de Green Bay ganaría en un análisis ‘libra por libra’, pero dentro del campo las cosas no son tan sencillas. Cuando se enfrentan dos ganadores natos todo puede ser posible.
Pero ese equilibrio se rompe se hablamos del backfield. James Starks está sacando las castañas del fuego para los Packers, pero sigue sin ser un corredor dominante que provoque el miedo a las defensas rivales. Green Bay tal vez intente sorprender con él en las primeras jugadas, sobre todo para hacer creíble el play action de Aaron Rodgers, pero no creo que se convierta en un gran problema. Sin embargo, quizá los Packers consigan desequilibrar el encuentro gracias a las carreras de su quarterback. Me sigue pareciendo que la gran pregunta de esta final es qué harán los Steelers. ¿Entrar en blitz para cazar a Rodgers cuanto antes e intentar sacarle del partido (física o mentalmente)? ¿Esperarle y cerrarle cualquier salida del pocket para obligarle a pasar en un campo con todas las líneas cubiertas? Si hacen lo primero, Rodgers puede acabar la final con muchísimas yardas terrestres. Quizá incluso más que Starks. Si intentan lo segundo y Rodgers tiene el día inspirado, puede terminar con una cantidad casi insultante de yardas aéreas.
Pero mientras esperamos a que se resuelva el misterio, el ataque de los Steelers se encuentra con otro grave dilema. La lesión de Pouncey, su center titular, ha abierto tres vías de agua muy importantes para Pittsburgh. La primera es la falta de compenetración entre Legursky, el nuevo center titular, y Big Ben. En la final de conferencia contra los Jets ya sufrieron un safety que pudo incluso haber sido peor, por un mal snap. La velocidad de ejecución también puede quedar comprometida. El segundo problema es el blitz interior. Big Ben nunca ha tenido que preocuparse de la presión por el centro. La línea ofensiva de los Steelers es porosa en casi todos los huecos excepto en los que cerraba Pouncey. Roethlisberger va a tener que preocuparse por un problema nuevo que puede convertirse en obsesión si la presión de los Packers tiene éxito. Y no tengáis ninguna duda de que Raji, que además es un NT espectacular, va a intentar sembrar el pánico en el centro del ataque del acero. El tercer problema es muy similar al segundo. El ataque de Pittsburgh no es demasiado eficaz protegiendo a su quarterback, pero sí resulta convincente abriendo huecos a la carrera. Con la ausencia de Pouncey, Mendenhall va a tener muchos problemas para encontrar rutas interiores. Es un corredor muy paciente y que sabe improvisar, pero tengo serias dudas de que en la banda sean perseverantes dándole oportunidades si no tiene éxito al principio.
Porque mientras los Packers sólo necesitarán que Starks apoye a Rodgers, creo que los Steelers cometerían un gravísimo error si no volvieran a convertir a Mendenhall en su referente ofensivo, como hicieron en la primera mitad contra los Jets. Se ha hablado mucho de que los de Pittsburgh han dejado de ser un equipo corredor para centrar su ataque en el pase. Creo que es cierto y que no solo se debe al crecimiento de Big Ben como QB. ¿A quién daríais el balón decisivo del partido, a Ben o a Mendenhall? Esa sencilla pregunta explica esa tendencia al pase. Pero también estoy convencido de que los Steelers llevan algunos años sin un corredor durable que se adapte de verdad a su juego. Willie Parker tuvo una carrera demasiado corta y Jerome Bettis, ‘El Autobús’, se convirtió en un especialista a partir de 2002. Increíble, pero especialista al fin y al cabo.
Por eso creo que los Steelers llevan demasiados años buscando un corredor dominante y durable. Creo que Mendenhall es ese hombre. Es inteligente, paciente, puede ganar yardas encontrando huecos o por fuerza y sabe bloquear en el pocket. Espero que según vaya creciendo como jugador, los Steelers recuperarán el dominio terrestre de los años buenos de Parker, Bettis o Barry Foster. ¿El único ‘pero’ de Mendenhall? No es letal a campo abierto. Tiene una facilidad prodigiosa para conseguir las primeras yardas, quizá las más difíciles, pero no aporta demasiados big plays. Eso puede ser algo circunstancial. Creo que es un corredor en crecimiento y que aún mejorará en ese aspecto.
Para cerrar el tema de los corredores, me gustaría recalcar el detalle que más me gusta de Starks. Es un tipo alto y que a veces parece descoordinado, pero siempre intenta caer hacia el lado que le haga ganar yardas. Fijaros en él. Eleva el centro de gravedad cuando está placado, para intentar caer del lado ‘bueno’. Y casi siempre lo consigue.
La línea ofensiva de Green Bay ha dado en 2010 un grandioso salto de calidad. La temporada pasada Rodgers era golpeado sin piedad, pero este año ha recibido muy buena protección. No se puede decir lo mismo de su trabajo para abrir huecos a la carrera, pero ese es un problema que se debe, básicamente, a la falta de un backfield de garantías. Quizá ellos tengan la llave del título. Se enfrentarán al mejor front seven de toda la NFL. Hampton puede, por si solo, colapsar el ataque terrestre de cualquier rival y los cuatro linebackers de los Steelers pueden tener vía libre para explorar cualquier método de tortura a Rodgers. Tal vez pasen desapercibidos para muchos espectadores, pero superar a Bulaga y Clifton podría ser la llave que asegure la victoria a los Steelers. Si los dos tackles cumplen, los Packers tendrán gran parte del trabajo hecho. Prestadles mucha atención.
Para acabar con los ataques, me pongo de rodillas, con inclinación de cabeza, para saludar a los receptores de los Packers. La baja de Finley para toda la temporada parecía insalvable, pero Jennings, Driver, James Jones y Jordy Nelson tal vez hayan formado el mejor grupo de receptores de toda la NFL. Jennings es letal en lo profundo, Driver un seguro de vida, Jones y Nelson dos moscas cojoneras que vuelven locas a todas las secundarias. ¿Su único problema? Ni Quarless ni Donald Lee aseguran los pases de seguridad al TE que proporcionaba Finley. A pesar de todo, cuando los Packers adoptan formaciones con cinco receptores abiertos, el pánico se apodera de las defensas. Todos ellos son potenciales playmakers. Como el partido se convierta en una ruleta de ida y vuelta, las manos de Green Bay pueden dar la puntilla.
Los Steelers tienen en Wallace a su propio Jennings, y en Hines Ward al clon de Driver, pero carecen de un tercer hombre de garantías. Como compensación, Heath Miller es un gran TE tanto en los bloqueos como recibiendo. Tampoco es habitual ver a los de Pittsburgh adoptar muchas formaciones con el backfield vacío, pero la secundaria de los Packers puede jugar menos presionada que la de sus rivales. Sus objetivos a cubrir parecen más claros. Los de Pittsburgh quizá se tiren de los pelos la noche del domingo, si las cosas se complican, por haberle dado la patada a Santonio Holmes. Pero no hay que olvidar el factor Ward. Cada vez se acerca más el día de su retirada, y esta temporada sus números han bajado sensiblemente, pero en los partidos importantes se transforma en un gigante infalible.
Y con esto doy por cerrado el análisis de los dos ataques.
Los Packers tienen mejor quarterback (con reparos), mejor línea ofensiva (sin duda), mucho peor backfield (salvo milagro) y más y mejores receptores (aunque los de Pittsburgh no son mancos). Los Packers parecen mejores, globalmente, pero la gran diferencia entre las dos ofensivas terrestres reequilibra la balanza.
mtovarnfl@yahoo.es