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El día del juicio final

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Señores, hoy es el día D y las lanchas de desembarco siguen varadas en puerto. No hay ofensiva, ni ataque, ni soldados en las playas. Los propietarios se han reunido y la conclusión sigue siendo la misma: lo quieren todo y no están dispuestos a negociar nada. Hasta hace algunas semanas podía haber debate sobre quién tiene razón. A estas alturas es evidente quién no la tiene.

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La asociación de jugadores, incapaz de conseguir ni un gesto de la otra parte, a pesar de que ha bajado significativamente sus exigencias durante el último mes, está decidida a acudir a los tribunales ordinarios, como último recurso. Resulta curioso que los propietarios amenazaran con esa medida hace solo un par de semanas y ahora intenten poner todas las trabas posibles a que sea un juez ordinario quien resuelva el conflicto. Evidentemente, salvo escándalo mayúsculo, es imposible que los propietarios consigan en una resolución judicial todo lo que ahora están exigiendo.

Por último, os cuento que Standard & Poor’s (corregido) ha sido contratada por la NFL para valorar el impacto económico que tendría un lockout para los propietarios. Según la agencia económica, los dueños podrían alargar el lockout incluso dos temporadas manteniendo beneficios. El informe ha sido realizado con datos confidenciales de los créditos pendientes de pago y los gastos ineludibles haya o no competición.

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Y lo que es más increíble, en 2011 incluso tendrían más beneficios si no se celebrara la competición. En 2010 la NFL tuvo los mayores ingresos de su historia, cerca de 9 mil millones de dólares (más de los 7.8 estimados por Plunkett Research Ltd. en el gráfico que publiqué hace unos días). La mayoría de esos ingresos han sido televisivos. En 2011, en caso de que no haya liga, los ingresos estimados serán de ¡¡¡4 mil millones de dólares!!! Y sin necesidad de invertir en 60% en salarios. Aunque esa cifra tiene trampa. Una vez que se reanude la competición, la NFL tendrá que devolver parte de esa cantidad, y con intereses. Eso no significa que, mientras tanto, los propietarios no puedan hacer uso de ese dinero y rentabilizarlo.


Otro asunto curioso es el de los sponsors, palcos, publicidad, etc…Los estadios siguen estando a disposición de los propietarios para alojar cualquier tipo de evento, como hasta ahora. En algunos casos el 80% de los ingresos proporcionados por las instalaciones se deben a eventos que no tienen nada que ver con la liga de football. Ese negocio seguirá activo a pesar del lockout, y todos los inversores tendrán que pagar religiosamente las cantidades negociadas, aunque el motivo fuera tener presencia publicitaria durante los partidos, o un palco para invitar a clientes a ver un encuentro.

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Por supuesto, hay que sumar el ahorro provocado por el cese de actividad. No habrá ni salarios, ni gastos médicos, ni viajes, ni mantenimiento de algunas instalaciones… Las franquicias reducirán al máximo sus gastos y, por si acaso, la NFL ha acumulado un fondo estratégico de 900 millones de dólares para poder hacer frente cualquier tipo de eventualidad inesperada.

Creo que los propietarios lo tienen claro. Les merece la pena perder un año si con eso consiguen reducir un 20% (como pretenden) sus gastos en salarios, aumentan dos jornadas la temporada regular y provocan una derrota humillante al sindicato de jugadores que, en un futuro, les haga partir con ventaja estratégica en cada negociación.

Al final todo queda reducido, en un resumen simplista, a un grupo de empresarios, ávidos de dinero, que quieren bajar el sueldo a sus empleados para poder ser aún más ricos. La lucha de clases llevada al ámbito del deporte.


Como casi siempre, lo que puedan pensar los aficionados no les interesa en absoluto. Gravísimo error. Cada vez que una gran liga estadounidense ha sufrido un parón por motivos contractuales, los aficionados se han revuelto con furia y han cobrado un peaje. Con el tiempo todo se olvida, pero los primeros años después de un lockout pueden ser muy difíciles. Quizá lo único bueno es que seguramente nos libraríamos de Roger Goodell. El comisionado difícilmente se sobrepondría a una catástrofe así.

Por último, sospecho que los jugadores podrían jugar una última carta. El ejemplo lo ha dado Carson Palmer diciendo que está dispuesto a retirarse con tal de no seguir en los Bengals, aunque sea por un motivo distinto. Hay muchos, muchísimos, infinidad de jugadores indignados con los propietarios. Y también hay muchos jugadores suficientemente ricos como para no necesitar seguir jugando en la NFL. No me extrañaría un retiro masivo de grandes estrellas veteranas en caso de que no haya liga en 2011. Varios han hecho ya insinuaciones en ese sentido en las redes sociales. Estoy convencido de que el mapa de las divisiones, el orden de valores, y todos los power rankings pueden sufrir un vuelco descomunal tras un parón de un año.

A pesar de todo, como decía un buen amigo mío, las revoluciones no existen. El proceso puede ser largo y difícil, pero a día de hoy parece que la mejor solución puede pasar por el martillo de un juez.