Mariano Tovar
Aún recuerdo cómo los más agoreros anunciaron el fin del mundo cuando se implantó el límite salarial. El football tocaba a su fin. La NFL se inmiscuía en la política de fichajes de los clubes para ponerles límites. Esos grandes duelos anuales entre los grandes equipos de siempre desaparecerían para convertir la competición en una balsa de mediocridad en la que las franquicias nadarían sin un destino claro.
Lo que os he descrito en el primer párrafo no es ninguna exageración. Aún hay analistas que siguen considerando el límite salarial como un cáncer que ha perjudicado al football desde su implantación.
Luego llegó la locura de las primeras rondas del draft, que se comían literalmente todo el margen sobre el cap de los equipos que elegían en los primeros lugares. Quarterbacks novatos cobraban mucho más que estrellas contrastadas. Muchos equipos con elecciones altas negociaban hacia abajo. Jugarse el todo por el todo, tanto en el aspecto deportivo como en el económico, a un jugador novato estaba destruyendo literalmente a algunas plantillas que luego necesitaban años para recuperarse del golpe. Equipos como Raiders o Browns saben mucho de todo eso.
Entonces se puso límite al sueldo de los novatos. Y la crítica ahora es la contraria. ¿Hubieran arriesgado los Redskins a RGIII como lo hicieron en playoff si su contrato hubiera sido el habitual en el draft de hace solo dos temporadas? Los salarios ajustados de los novatos actuales, que tienen que esperar hasta el quinto año para firmar un contrato decente, provocan que los equipos puedan sacar sin miedo la máquina de picar carne si es menester.
Como se suele decir, valoramos más las cosas por el precio que pagamos que por su valor real.
Pero mirad, eso no quita que Aaron Rodgers, Drew Brees, Tom Brady o Peyton Manning merezcan ganar una millonada y, si se tercia, le peguen un buen bocado al cap de sus equipos. Podemos darle todas las vueltas que queramos y hacer de menos su trabajo, pero todos ellos fueron decisivos, indispensables y máximos responsables de los anillos conquistados por sus equipos. Solo veo una excepción en los Patriots del primer anillo. Creo que Brady todavía era solo una pieza más en ese grupo.
Así que me parece tan frívolo darle todo el mérito a esos jugadores como quitárselo para intentar otorgárselo al resto de la plantilla.
Por supuesto, un quarterback casi nunca es suficiente argumento para ganar un anillo, pero ante la duda, en esta NFL con límite salarial, en la que si te tapas los pies quedas con el pecho al aire, entiendo que los equipos decidan cubrir primero la posición más importantes y luego ya veremos.
Y os guste o no, la posición más importante en un equipo de la NFL es la de quarterback. Y eso no es una fiebre de los últimos años. Hace muchas décadas que el mundo se paraliza cada vez que en la universidad aparece un QB de los que quitan el hipo. Que la policía no es tonta.
Porque sí, señores, pueden ustedes ser todo lo puritanos que quieran, pueden apelar a los orígenes del football y a lo que haga falta, pero es mucho más sencillo construir un gran equipo en torno a un gran quarterback que juntando muchas estrellas en torno a un gestor del pase. Las dos fórmulas son viables y pueden funcionar, pero a mí que me den un Luck, que ya veré la manera de que todo lo demás me funcione. Entre otras cosas porque sé que Luck pondrá bastante maquinaria en funcionamiento sólo por estar.
Por eso discrepo totalmente de la opinión de José Villelabeitia en un comentario del artículo anterior en lo que se refiere a lo que él llama los ‘Big Four’. No es una discrepancia de ahora. José lleva muchos años insistiendo en ese mensaje y nunca lo he compartido pese a que, como yo, es un enamorado de los buenos argumentos como demuestra en cada texto.
Aaron Rodgers fue una bestia imparable el año en que sus Packers ganaron el anillo. El equipo estaba atascadísimo mediada la temporada y él, con un empuje y una garra increíble, tiro de todo el vestuario como un titán. La plantilla creció en torno a él y sus partidos durante todos esos playoff fueron absolutamente memorables. Por supuesto que la defensa jugó a un altísimo nivel, pero el alma de aquel equipo fue, sin duda, Rodgers. Sin él no es que no hubieran ganado el título. No habrían llegado ni a postemporada.
Drew Brees es el eje en torno al que están construidos estos Saints. El tema no solo es que ganaron un anillo, es que con él pasaron de ser un equipo al que nadie había respetado nunca, a una máquina ofensiva espectacular. Sabéis que en mi opinión Brees no es un QB inteligente y necesita un buen entrenador en la banda que tire de sus riendas, pero esa plantilla, sin Brees, no solo no hubiera ganado el anillo, seguiría siendo el hazmerreír de toda la vida. Un ejemplo similar pueden ser los Cardinals, que pasaron de ser una chufla a jugar una Super Bowl solo por la presencia de Warner en una plantilla que volvió a hundirse tras la marcha del quarterback.
Negar a Manning todo el protagonismo en sus Colts es una temeridad. Ese equipo siempre estuvo hecho a imagen y semejanza de su quarterback. Ganaron un anillo por su quarteback y no ganaron más porque dio la casualidad de que durante esos años en su misma conferencia estaban los Patriots. El año en que Manning ganó el anillo fue tan Manning como siempre. Decir que Bob Sanders fue más importante que él me parece más que atrevido.
Yo creo que el primer anillo de los Patriots llegó con un equipo básicamente defensivo, pero a partir de ahí dejo de estar de acuerdo con algo que se repite últimamente y me parece una solemne tontería. ¿Cómo que los Patriots dejaron de ganar anillos cuando le dieron el balón a Brady? De todos los equipos que hemos nombrado en estos párrafos, creo que los Pats fueron, sin duda, los mejores. Durante varios años, los de Boston aunaron una defensa demoledora con un ataque salvaje. Creo que Brady tenía tanto protagonismo como ahora. Era tan bueno, es tan bueno, era tan increíblemente, salvajemente bueno, que incluso consiguió una temporada regular perfecta con un equipo en franca decadencia defensiva y sin ataque terrestre. Como ya os he dicho muchas veces, el equipo al que yo mejor he visto jugar en mi vida fue a los Pats de 2004, los que ganaron la Super Bowl a los Eagles. Te daban ataques de risa. Un drive entero de carrera y el siguiente entero de pase. Eran unos abusones. La plantilla era increíble, plagada de jugadores inolvidables, pero por encima de todos brillaba un Brady sin cuyo concurso nada de eso hubiera sido posible.
Podéis poneros como queráis, y por supuesto que lo ideal es tener todas las extremidades, pero con buena polla bien se jode.
Y visto la aburrida que se presenta la agencia libre, seguro que la semana que viene volveré a escribir sobre este tema, que el debate promete ser interesante y encendido.
Dicho todo lo anterior, el nuevo contrato de Joe Flacco me parece una locura, pero me gustaría saber qué hubierais hecho vosotros. En esta vida, en ocasiones hay que hacer locuras aún a sabiendas de que lo son. ¡Y tan contentos que están en Baltimore!
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