Mariano Tovar
Todos los años llegamos a la agencia libre deseosos de emociones fuertes y movimientos inesperados. El aperitivo del lunes, con Harvin y Boldin, nos puso a todos como pilas. ¡Este año sí que va a haber sorpresas! Pero lo de Wallace a Miami, aparte de que sea un movimiento muy ilusionante para los de Florida, estaba tan anunciado que casi no es ni noticia.
Llevábamos tantos días esperando que llegara el lobo, que cuando empezó a soplar en la puerta ya nos habíamos ido a la cama. Eso sí, los Dolphins se están dando prisa para rodear a Tannehill de talento. Hartline renovado y Wallace fichado. Esta vez, a pesar del soporífero final de temporada pasada, el proyecto de Miami empieza a merecer que nos lo tomemos en serio. Hay vientos de cambio en la AFC.
Pero lo que merece un estudio a fondo es el fin de ciclo de los Steelers. No tienen margen contra el cap, están soltando a bastantes de su jugadores más carismáticos de los últimos años (James Harrison, Mike Wallace, Rashard Mendenhall…), parecen agotados y han perdido en los últimos tiempos gran parte de ese poder ofensivo terrestre y esa agresividad defensiva que han sido sus principales señas de identidad.
Ahora están en manos de un Big Ben sobreutilizado que, para más inri, manifestaba en las últimas fechas que estaba deprimido porque la acumulación de lesiones le impedía jugar a su auténtico nivel.
Lo que nos faltaba, Big Ben deprimido. Ya sabía yo que a ese chico no le podía sentar bien tanta estabilidad. Alguien debería ir a su casa y sacarle a boinazos para que se vuelva a correr una de sus proverbiales juergas (eso sí, atado con correa para que no sobrepase algunos límites). Los Señores del Acero, guerreros bárbaros por antonomasia, necesitan estar dirigidos por un campeón invencible y despiadado, de esos que calman su sed bebiendo la sangre de sus enemigos en sus propios cráneos. Lo de sentirse melancólicos chirría tanto que parece inconcebible.
Así está la Americana, volviéndose patas arriba. Los pesimistas Dolphins, equipo abatido y sin alma desde la retirada de Marino (para que quitemos importancia a los QBs) comienzan a parecer un equipo ilusionado y con proyecto. Los Steelers, eternos aspirantes al anillo por fuerza y carácter, se deprimen.
Y el primer día de agencia libre se celebra una boda que todo el mundo esperaba. Ya sabéis lo que le respondió la hormiga al cura que la casaba con el elefante. “Hija mía, os queréis casar” “No, padre. Nos tenemos que casar”.
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