Mariano Tovar
Como no podía ser de otra manera, el bueno de Tim recibió una sonora patada en el culo el lunes después del draft. Los Jets descubrieron con doce meses de retraso que no lo querían para nada.
Ahora todo el mundo está buscando la manera de reubicarle, pero es como un jarrón chino en una casa prefabricada. No hay manera de que quede bien en ninguna parte.
Lo primero que me sorprende es ese interés multitudinario por encontrarle acomodo. Hay muchos jugadores buenos que, por las circunstancias que sean, están sin equipo y a nadie le preocupa. Al final, la faceta mediática de Tebow sigue primando sobre la deportiva. Y estoy seguro de que al final encontrará hueco en algún equipo, aunque solo sea por razones de marketing. Eso sí, si lo que quieren es vender su camiseta será más lógico que le fiche un equipo sureño y no uno del entorno de las viejas trece colonias. Tebow sigue representando unas ideas que en el resto de EEUU pueden resultar simpáticas, pero que en el noreste le convierten en el paradigma del paleto.
El ejemplo ha sido lo sucedido en Nueva York, donde fue recibido con recelo y rápidamente ignorado. Nada que ver con la veneración con la que le trataron en Denver.
El caso es que quieren colocarlo en la liga canadiense (CFL). Como sabréis, en esa competición el campo es mucho más grande y cada equipo solo dispone de tres downs, y no de los cuatro de la NFL. En conclusión, en Canadá el ataque terrestre es casi testimonial y los quarterbacks deben ser grandes pasadores con brazo potente y precisión quirúrgica. Resumiendo, justo lo contrario de lo que es Tebow.
Otra opción es reconvertirlo en fullback o tight end. Para empezar, la agencia libre está llena de buenos jugadores entrenados desde hace años para esas posiciones específicas. No entiendo muy bien el interés por poner a Tebow a hacer cosas que no ha hecho antes. Además, los fullbacks son a día de hoy una especie en claro peligro de extinción. Ahora mismo hay bastantes equipos que, simplemente, no tienen fullback en su alineación titular. Está muy bien intentar salvar a Tebow, pero no tiene mucho sentido revivirle para una posición que ya de por si está en la UVI.
Dicen que los Patriots, o algún otro equipo de la élite, podrían quererle para convertirle en un especialista. Me parece una tontería. Los Jets han demostrado que esa fórmula no funciona. Y eso que su QB es tan cuestionable como Mark Sanchez. No se me ocurre ninguna situación de campo en la que un equipo como los Pats pudiera sacar ventaja de sentar a Brady y darle el balón a Tebow. Ninguna.
También hay rumores de equipos en reconstrucción que podrían apostar por él como segundo o tercer QB. Otra mala idea. Tim ya demostró en Denver que, en cuanto las cosas se tuercen, él se convierte en fuente de tensiones y conflictos. El clavo ardiendo al que agarrarse cuando la desesperación campa a sus anchas y no queda otra esperanza.
Así que, sinceramente, Tebow solo tiene un destino lógico: el de un equipo que lo quiera como QB número uno, le dé el balón, se encomiende a Dios y a la wild cat, y se juegue el todo por el todo esperando un milagro como el vivido en Denver hace año y medio. Evidentemente, nadie está dispuesto a llegar hoy en día a esos extremos. Durante meses hemos creído que en Jacksonville se lo plantearon, pero ahora lo niegan tajantemente.
Por tanto, creo que lo mejor es cerrar este capitulo curioso de la NFL de una vez por todas. Tebow llegó, triunfó y luego se diluyó como un azucarillo. Una historia épica y bonita con un final amargo, pero inevitable.
Un cuento que ya no da para más… salvo que haya un milagro. Los designios del señor son inescrutables.
mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl