Atropellado por la NFL
Se me llevó puesto desde las siete de la tarde y no paró de darme revolcones y arrastrarme por la vía hasta bien entrada la madrugada. Diez horas dando tumbos de un lado a otro, agarrándome a la silla intentando mantener el control, pero incapaz de asimilar tanta información en tan poco tiempo.
Todos estábamos ansiosos de football. Y más después del festival de Peyton Manning del jueves. Muchos equipos a los que descubrir. Demasiados regalos debajo de nuestro árbol de Navidad particular, fuera de fechas pero igual de ilusionante. Y como les sucede a los niños, aturullado por tanta caja con lazo de colores. Sin saber con cual jugar. Cambiando de uno a otro sin terminar de leer las instrucciones.
A partir de ese instante se desató el caos. El football americano ya es de por sí un deporte complicado, lleno de circunstancias que pueden marcar un partido, pero lo que vivimos el domingo, mientras nos arrastraba el trolebús, fue una vorágine de jugadas caóticas casi en cada partido. De sucesos imposibles e inexplicables. ¿Brady cometiendo un fumble en la yarda uno rival? ¿Megatrón perdiendo dentro de la end zone el control de un balón agarrado? Fumbles, intercepciones, faltas de coordinación y todo tipo de despistes. No solo de los jugadores, sino que todos los protagonistas. Que los árbitros ya se llevaron una buena porción regalándole un down a los Niners tras un golpe de Clay Matthews a Kaepernick que mereció ser considerado agresión y cuya bajeza casi justifica el error arbitral. Aunque para vileza, la de Vaccaro corneando a Matt Ryan cuando se había tirado al suelo con los pies por delante. Un cabezazo asesino, despreciable, que nos hizo recordar una forma de defender que no queremos volver a ver en Nueva Orleans.
Pero el momento de la jornada, más allá de los resultados, análisis y rompecabezas, lo protagonizó Lavonte David. En realidad fue la guinda encima de la guinda. Porque si todos los partidos acumularon un gran número de jugadas rocambolescas, que demuestran que los equipos están a estas alturas literalmente en pelotas, el Jets-Bucs se llevó la palma. Y eso que Mark Sanchez no estaba ayudando en el emparrillado, ni parece que lo vaya a estar en el futuro a poco que Geno Smith consiga asentarse. Unos y otros acumulaban despropósitos sin pudor. Con Josh Freeman a por uvas mientras el center realizaba el snap, para luego despejar como un futbolista para que la pifia solo terminara en safety. Con festival de fumbles repartidos entre unos y otros, intercepciones injustificables y sopor en las gradas. ¡Qué duro es ser bombero en Nueva York! Fue entonces cuando llegó esa guinda sobre la guinda. El momento del domingo. La cagada inolvidable. La confirmación de que en su paso por la universidad muchos de los jugadores no ejercitan el cerebro al mismo ritmo que los músculos.
Falta personal y quince yardas de penalización. Siete segundos por jugar. Field goal de 48 yardas que Folk clava por el centro. Volapié en todo lo alto. Pocas veces en la historia ha estado más claro que un solo hombre tiene toda la culpa de una derrota.
Lavonte David tuvo suerte. El golpe fue en la banda de sus rivales, pero el partido se jugaba en Nueva Jersey. Nadie le miraba cuando atravesaba el emparrillado, de una banda a otra, para regresar junto a los compañeros a los que había fallado. El público celebraba el regalo sin preocuparse de Santa Claus. En Tampa hubieran apuntado hacia él los cañones del barco pirata y hubieran disparado sin misericordia, y dentro del tubo habrían metido bastante más que salvas. Cuando su coordinador le abroncaba, indignado, él no se atrevía a mirarle a los ojos. Su jefe tuvo que sujetarle la cara para obligarle a levantar la vista. “Llora como una mujer lo que no has sabido defender como un hombre”.
Si me hubiera sucedido a mí no solo hubiera llorado. Me habría hecho pequeño, minúsculo, para poder esconderme dentro de mi propio bolsillo para siempre.
Y así, entre errores de estrellas y fallos de una generación de rookies más verde que nunca, transcurrió un domingo en que fui atropellado por un trolebús de football. Al menos me consuela saber que a Kaepernick le atropelló un trasatlántico y que a Lavonte Davis se le cayó el mundo encima.
Ya os lo avisé, no estamos preparados para tanta NFL.
mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl