Ignacio Bravo Fernández
Quería compartir con todos los aficionados del blog mi primera experiencia en las Internacional Series de la NFL. Este viaje que hoy termina, comenzó hace más de 10 meses concretamente el 5 de diciembre de 2012. La casualidad hizo que al entrar en la página web de la NFL para consultar resultados, me encontrara el anuncio de la venta de entradas para los partidos de Wembley. Sin pensarlo demasiado, me lance a la caza de dos.
Es difícil programar un viaje con tanta antelación, pero por suerte todo salió bien y pudimos viajar a Londres para el ansiado partido.
El primer contacto con el football en el fin de semana lo tuvimos en Regent Street. Una de las principales avenidas de Londres, cortada al tráfico durante todo un sábado, con el objetivo de promocionar un evento deportivo.
Pantallas con imágenes de Vikings y Steelers, desafíos para aficionados, fotografías con el Vince Lombardi Trophy, actuaciones, cheerleaders. Un espectáculo a lo grande, un espectáculo a la americana.
Después de todos los prolegómenos llegó el gran día. Mi amigo Marcos y yo, entramos en el metro a las 3 de la tarde (3 horas antes del kickoff), rumbo al estadio.
La primera visión de Wembley al salir del metro es impresionante. La estación se eleva sobre Olimpic Way, y te ofrece una preciosa vista del estadio y sus accesos, completamente llenos de gente.
Una vez cruzas Olimpic Way, la maquinaria NFL, se pone a funcionar a pleno rendimiento, y te ofrece, a precios nada asequibles, todo lo que tu tarjeta de crédito esté dispuesta a pagar.
Puestos de comida y bebida (abstenerse vegetarianos), kioskos ofreciendo el programa del evento, pequeños emparrillados donde deleitar a los asistentes con nuestro mejor hail mary y muchas cosas más. Mención aparte merecen las tiendas oficiales, la NFL Shop y la New Era (proveedor oficial de gorras de la NFL). La tienda oficial despachaba, previo paso por una cola de, al menos una hora, todo tipo de material, desde camisetas, balones, cascos, bufandas etc.
Mientras hacías cola, podías comprobar en una pantalla gigante, las existencias que había de cada camiseta, de cada jugador y de cada talla, todo un acierto.
El problema principal de todos estos entretenimientos previos eran las interminables colas.
Sin ganas de aventurarnos en ninguna de las filas, decidimos entrar al estadio. Sin saberlo, nuestras entradas daban acceso al Wembley Club, una zona en el segundo anillo, repleta de bares, zonas para comer, e incluso tienda oficial NFL, con un aliciente, nada de cola.
Con la primera pinta de la tarde, accedimos a nuestros asientos y comprobamos la grandiosidad de Wembley, pudimos disfrutar con el calentamiento de los equipos, independiente en cada línea, con ejercicios y rutinas personalizadas.
Con ambos conjuntos retirándose a los vestuarios, comenzó el concierto de Tinieh Tempah quien calientó el ambiente a la espera de las presentaciones.
A pesar de que Pittsburg era el equipo visitante, fue recibido con multitud de Terrible Towels agitándose al cielo de Londres.
Después de tomar los Steelers posesión de su banquillo, saltaron al campo los Minessota Vikings, jadeados por el speaker del estadio, con fuegos artificiales y los gritos enfervorizados del gran parte de la grada.
La interpretación del himno americano corrió a cargo de Genne Simmons, ex vocalista del grupo The Kiss, al que más le valdría haber saltado caracterizado con sus típicas pinturas de guerra y su lengua fuera, ya que su interpretación del himno fue muy pobre. Del himno británico se encargó la espectacular Laura Wright. La visión del estadio cantando el Good save the Queen junto a la soprano británica fue de lo mejor de la tarde.
Como colofón disfrutamos de un partido entretenido con emoción hasta el final, que se llevó justamente cayó del lado de los Vikings.
Ver a Adrian Peterson jugar es una auténtica maravilla, y verle hacer una carrera de 60 yardas para touchdown es el no va más, consigue que te levantes de tu asiento con el primer quiebro y no pares de aullar hasta que cruza la goal line. Cada vez que coge el balón e inicia una carrera, sabes que la va a liar a lo largo del partido, puede que no en esa jugada, pero el 28 va a salir de las trincheras y te va a hacer morder el polvo.
Hablar de Pittsburg ahora mismo es hablar de un equipo sin chispa, falto de ideas y con un Roethisberger muy desdibujado. Es una pena ver a un equipo que lo ha sido todo en los últimos años, pasar tantas penurias.
Una vez terminado el partido nos surgió la gran pregunta ¿es posible meter a toda esta gente en el metro y que no pase nada? La respuesta es sí. Buena organización y trenes cada 3 minutos hacen que la vuelta a casa sea rápida, aunque algo apretada.
Si tenéis la posibilidad, no dudéis en viajar a Londres, es una experiencia irrepetible, tanto para los aficionados de toda la vida o los que se estén asomando a este deporte por primera vez.
Por último quiero agradecer a todos los que han hecho posible este viaje, a l@s que se apuntan a un bombardeo, a quienes echamos de su cama y al viajero de Invernalia.