Tomás de Cos
Con su formidable actuación en el Andalucia Tennis Experience, la temperamental y simpática valenciana se ha erigido en una de las grandes protagonistas del torneo que dirige Conchita Martínez. Tras acceder al cuadro principal desde la previa, Beatriz García Vidagany, clasificada en el puesto 258 del ranking y aún sin perfil en la página web de la WTA, vivió su día más grande al alcanzar los cuartos de final del torneo marbellí tras eliminar a mamá Clijsters, ex número uno mundial y ganadora de dos US Open que el pasado fin de semana vapuleó a Venus Williams en la final de Miami. En MatchBall hemos querido conocerla y felicitarla por su gran torneo.
¿Qué sentiste al ganar a Kim Clijsters?
- ¡Fue una alegría increíble, un subidón! Es necesario un gran esfuerzo y muchos años luchando duro para vivir un momento así. Comencé el partido muy nerviosa porque una jugadora así impone mucho. Pero conforme avanzó el partido, me empecé a sentir mejor y pude soltarme. La verdad es que hice un partidazo. Aunque mi nivel de tenis no fue el mejor de mi vida, sí fue muy bueno por intensidad y concentración.
¿Se sintió en su gran día?
- Sí, claro. Estaba como en una nube después. Hay muy pocas cosas mejor que ese momento. Ganar un partido así te da mucha confianza y te hace creer más en ti misma y en tus posibilidades. Me vino a la mente todo lo que he luchado para llegar hasta aquí y me acordé de todas las personas que me han ayudado en el camino.
¿Dónde estuvo la clave del partido?
- Desde que ella (Clijsters) se retiró del tenis, no había vuelto a jugar en tierra batida y además el domingo jugó la final de Miami sobre pista dura. La adaptación a la tierra siempre le ha costado más y yo tuve esa ventaja.
¿Qué pensó cuando la belga empató el partido?
- Cerró a su favor el segundo set y empezó a soltar el brazo. Pensé: ¡Madre mía, la que se me viene encima!, lo que me va a costar poder ponerme por delante en el tercero. Ese último set fue muy intenso y de mucho nivel. Estoy muy contenta de haber sido capaz de remontar un 4-3 y acabar ganándola.
¿Y qué pasó luego con Sara Errani?
- Contra Errani el partido fue completamente diferente. Es mucho más luchadora, mete muchas bolas y llega a todo. Fue un partido muy intenso y muy duro porque ella nunca baja la guardia. Los puntos eran larguísimos y la italiana no te regala ninguno. No te da un respiro.
¿Qué objetivos te marcas para esta temporada?
- Mi objetivo es intentar acabar el año en el top 100. Tal y como ha empezado el año, lo veo factible.
¿Cómo es el tenis femenino fuera de las pistas principales?
- Es un trabajo muy costoso, de muchos años. El nivel ahora es altísimo. Está muy caro poder estar entre las cien primeras del mundo. Además de tener el nivel, hay que ser muy regular y muy constante. Ahora mismo sólo hay cuatro españolas en el top 100 y por detrás estamos otras empujando y soñando con dar el paso definitivo.
Ha batido a una súper jugadora y ha pisado los cuartos de final del Andalucia Tennis Experience… ¿Espera que este resultado le permita dar un salto adelante?
- La verdad es que ha sido un partido que me ha dado mucha confianza. He comprobado que jugando un buen tenis, una jugadora top ten no me humilla, ni me gana fácil. He sentido que puedo pelear de tú a tú con cualquiera e incluso ganar. Me he demostrado que puedo estar ahí. Ahora pelearé por seguir mejorando y subiendo mi nivel.
¿Cuáles son los males del tenis femenino en España?
- Es necesario trabajar mucho en el tenis de base y hacerlo más en serio. Se apoya sólo a las jugadoras más importantes, y muy poco a otras jugadoras menos brillantes o que no residen o se entrenan en las grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia. Además, ahora en España se vive muy bien y tenemos de todo. En los países en los que se pasa hambre, como en el Este, a los 12 años las niñas ya quieren y trabajan para ser profesionales.
¿Tienes algún patrocinador, le da el tenis para ganarse la vida a sus 21 años?
- ¡Qué va!, mi sponsor es mi padre, que es el que suelta la pasta. Este año por fin me han dado un contrato de raquetas (Babolat), pero la ropa, los viajes y el resto de gastos lo pagan mis padres. No tengo becas, ni ningún otro tipo de ayuda.
¿Alguna vez pensaste en tirar la toalla?
- Sí. Se pasan momentos muy difíciles. Hace dos años, en mi primer WTA, me rompí el cruzado y el menisco de la rodilla. Entonces medité si seguir o no. Afortunadamente la operación salió perfecta y Miguel Maeso me hizo una rehabilitación asombrosa. ¡En seis meses ya estaba jugando partidos!
¿Qué es lo más duro del tenis?
- Que cada día tienes que dar el 100%. En los entrenamientos en pista, en las sesiones de preparación física… Y además están los viajes y la soledad. Cada semana estás en un sitio diferente y te tienes que estar adaptando constantemente, aunque eso por otro lado me gusta. Al año hay cuatro o cinco partidos a lo sumo en los que juegas increíble y disfrutas a lo grande. En el resto siempre ocurre algo. O te duele algo, o te falta confianza, o la rival está inalcanzable… Ahí es cuando el entrenador es fundamental y cuando se necesita más calma y paciencia para asumir las derrotas y más garra para seguir adelante.
¿Y es compatible el tenis con el amor y la vida personal?
- Si lo sabes llevar, creo que sí. Aunque no es fácil. Tienes que tener muy claras tus prioridades: que debes entrenar a tope y estar centrado en el juego. Cada cosa tiene su tiempo. Pero yo de momento solo estoy centrada en el tenis.
¿Qué opina del glamour que rodea a algunas tenistas?
- A mi me parece perfecto. Es una forma de llevar el tenis a otros ámbitos. Si lo sabes llevar, como lo del amor, hay que aprovecharlo. Si eres atractiva, sabes estar y demás, me parece lógico intentarlo.
¿Qué aficiones tienes?
- Me gusta mucho el fútbol y montar a caballo.
Pues si eres del Valencia estarás que trinas…
- Sí, ya te digo. ¡Vaya atraco el partido ante el Atleti. Un penalti clarísimo en el que a Zigic le rompieron hasta la camiseta...!
