La historia y los hechos son muy tercos.
Esta opereta en la que se ha convertido la historia de Mourinho en el Madrid no es gratuita, es el desenlace, que creo se acerca al final, de una serie de actos premeditados, "producidos", "dirigidos" e "interpretados por el entrenador luso.
Todo empieza cuando en las semifinales de Champions 2010 El Inter, con Mou en el banquillo, elimina al Barça de la citada competición y convierte al portugués en héroe madridista al evitar, con toda seguridad, que el Barça levantara la Champions en el Bernabeu.
Convencen a Florentino que le fiche, porque es la única manera posible de apartar al FC Barcelona de su hegemonía mundial. Así se hace, se paga un pastizal por su traspaso y una ficha con cláusulas que harían temblar al más sensato.
Todo empieza bien; el Madrid empieza a jugar bien, el Barça falla en casa contra Hércules y Gijón, creo recordar, y el Madrid se pone líder de la clasificación, La euforia se hace dueña de la afición, directiva, prensa, radio y televisión deportivas y de todo aquello que huele a madridismo.
Pero la felicidad se trunca por completo. Llega el partido del Camp Nou y desde todos las instancias madridistas el optimismo reina y la euforia se desborda a raudales. Y... ¡BOOM! llega el 5-0, el trompazo inesperado que vuelve a poner los pies en el suelo a la parroquia madridista y se vuelve a reconocer la supremacía futbolística del FC Barcelona.
Se duda de la alineación madridista, de la calidad de algunos fichajes, del tipo de juego, etc. Empiezan otra vez las serias dudas y una bajada impresionante de moral de todos los estamentos del club capitalino.
Ahora es cuando llega el verdadero Mourinho, el que no conoce, ni por el diccionario, palabras como ética, elegancia, deportividad, "señorío madridista", y otras muchas cosas que deben ir ligadas a cualquier institución deportiva con una historia como la casa merengue.
Empieza a tirar con posta del 6 contra todo y contra todos, contra los entrenadores y las defensas de los equipos que "dejan" cuando juegan con el Barcelona, contra los árbitros, contra la directiva del Madrid, aquí ya empieza a echarle un pulso a Valdano, contra la prensa de Madrid que, según él, no apoya bastante al equipo, al contrario de la de Barcelona que sí lo hace con el Barça, en fin, contra todo lo que se mueve. Eso sí, sin admitir NINGÚN error propio por pequeño que éste fuera.
Empieza un proceso histriónico, esperpéntico, paranoico (dícese del que sufre un estado de salud mental caracterizado por la presencia de delirios autorreferentes), rozando lo inmoral y sin ningún ápice de ética alguno.
Esto gusta a la mayoría de los madridistas porque es el único clavo ardiente al que pueden agarrarse, no les queda otra cosa, ven que el Barça lleva camino de volver a sus "andadas" y ganarlo todo otra vez.
Sus bravuconadas y salidas de tono son la escusa perfecta para continuar ser los segundos. La prensa de Madrid le ayuda, en las radios, periódicos y televisiones estatales se empieza a dudar de la honradez arbitral, se sacan escena deformados por ¿periodistas? eliminando jugadores de fotos, aunque luego se rectifica, inclinando líneas de los estadios en unas, cambiando el césped, en otras, y así hasta entre todos completar el esperpento.
Pero a él, a Mourinho, no le preocupa nada de esto, no le atañe, a él el Madrid no le importa, sólo habla de sí mismo y del Barcelona. Parece que a Valdano no le gusta el cariz que van tomando los acontecimientos e intenta poner un poco de cordura. Es entonces cuando el luso le echa un pulso que acaba con la frase consabida de Pérez: -"Al Madrid también se le sirve desde el discurso del entrenador" (no es esta la frase literal pero sí el significado) Se despide a Valdano y se deja todo, todo, en manos del entrenador.
Y en esas estamos, cuando pierde la supercopa de España no le vale nada, nada, en lugar de felicitarse a sí mismo y a sus jugadores: "Luces y taquígrafos", "empieza otra vez el espectáculo".
Hace lo que sea por desviar la atención de su enésimo fracaso contra el Barcelona y, con premeditación y alevosía mete, por detrás, a traición, cómo no, el dedo en el ojo a Tito Vilanova y luego tiene la poca vergüenza de negar en la sala de prensa aquello visto ya por cientos de .millones de telespectadores en todo el mundo. Lo dicho: no tiene vergüenza ni la conoce.
En fin, en manos de este "señor" han puesto al club blanco. Sus bochornosas actuaciones y declaraciones han sido recibidas con el rechazo mundial, unas veces y con sanciones ejemplares las otras.
Allá cada uno con su conciencia. Parece que él no la tiene.
08/25/2011 09:14:06 PM
