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Lobato tiene algo de Freire

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Confieso que cuando vi en la televisión a un ciclista del Movistar en los primeros puestos de la subida al Poggio, vigilante y bien colocado, no distinguí quién era. No podía ser José Joaquín Rojas, teóricamente el corredor con más opciones de la alineación telefónica para la Milán-San Remo, que se había retirado tras una caída en la neutralizada. Unos kilómetros después, cuando comenzó a hacerse hueco y a remontar en el sprint final, sí especulé con que esa figura correspondiera a Juanjo Lobato… O era él, o era Fran Ventoso. Y era Lobato, el debutante andaluz de 25 años que pujó con los mejores en el paseo marítimo de Italo Calvino y se clasificó cuarto, a un puesto del podio.

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Mucha gente del ciclismo me ha hablado maravillas de las cualidades de Juanjo Lobato, pero el gaditano no termina de cuajar. Quizá alguno me califique de exagerado si afirmo que una vez identificado, su actuación en la Classicissima me recordó en algunos detalles a Óscar Freire, por cómo superó las dificultades montañosas, por cómo estuvo atento a los movimientos de los favoritos en el Poggio y por cómo se buscó la vida en la volata. En ese sprint le faltó algo de confianza y de experiencia, además de esa arrancada final de Freire, que se tiene o no se tiene.

No estoy diciendo que Lobato pueda conseguir los mismos resultados que Freire. De hecho, el cántabro a su edad ganó su segundo Mundial y había mojado en carreras como la Vuelta a España o la Tirreno-Adriático. Óscar es inimitable… Pero Freire no ganó la primera de sus tres Milán-San Remo hasta los 28 años. En las clásicas cuenta mucho la veteranía y el conocimiento del terreno. En su debut, Freire fue tercero. Y Lobato ha logrado también estar con los mejores, codo a codo con Sagan, Cavendish, Cancellara, Gilbert o el ganador Kristoff.

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Tal vez al andaluz no se le puede pedir que se faje en las llegadas con los meteóricos Kittel o Greipel, pero cuando el kilometraje supera los 200 kilómetros, cuando las piernas empiezan a pesar, ahí los sprints cambian mucho. Es el terreno de las clásicas. Y también de los Mundiales. Creo que a Lobato le hace falta creérselo un poco más, que su equipo también le dé esa confianza, y seguramente tendremos a un ciclista para este tipo de carreras. Ya ha pujado con los grandes por la Milán-San Remo. Que todo el mundo saque de ahí sus conclusiones.