Recuerdo cada competición de Pedro Delgado en 1994 como un homenaje. El segoviano había anunciado que era su última temporada y por cada carrera que pisaba recibía los máximos honores. “La última Vuelta a… de Perico”, se anunciaba por megafonía. Una y otra vez. La apoteosis llegó en la Vuelta a España, que por entonces se celebraba aún en primavera, cuando consolidó la tercera plaza del podio en una contrarreloj que se celebró en su tierra.

Alberto Contador también ha anunciado que 2016 será su última temporada, pero su despedida no suena igual que aquella de Delgado. Ni siquiera el propio Contador ha subrayado el adiós con firmeza. De momento ya ha señalado dos salvedades: si sufre un abandono en el Tour de Francia o si la fundación que lleva su nombre logra sacar un equipo profesional.

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Tengo la corazonada de que este último supuesto ronda con fuerza por la cabeza de Alberto. Su hermano Fran, mánager general de la fundación, ya ha contactado con varios patrocinadores. Poner el nombre de Contador encima de la mesa dentro de un proyecto que incluiría a promesas del ciclismo español, siempre es goloso para cualquier mecenas. Ambos hermanos nunca han negado que esa es su ilusión de futuro.

Contador presenta este lunes sus dos equipos de la fundación: el Polartec de categoría sub-23 que dirige Rafa Díaz Justo y el RH+ de categoría júnior que comanda Félix García Casas. Después viajará a Portugal, donde abrirá su temporada 2016 en la Vuelta al Algarve. En el horizonte, dos grandes objetivos: el Tour de Francia y los Juegos Olímpicos de Río. Un paso más adelante, la incógnita de la Vuelta a España. Y en el ocaso de la campaña, la resolución final. Contador no tiene más años firmados con el Tinkoff, donde, además, el patrón ya ha anunciado su marcha. Las puertas del futuro se abren en su propia fundación.

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