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Medios y redes sociales

Actualizado a

Mariano Tovar

El fin de semana pasado, Jovan Belcher, linebacker de los Chiefs, mató a su mujer, se fue a Arrowhead y se descerrajó un tiro después de hacer un baile grotesco delante de su entrenador principal, Romeo Crennel, y del general manager, Scott Pioli.

No sé si ahora, un cuarto de siglo después de mi paso por allí, los conceptos que se enseñan en las facultades de periodismo han cambiado demasiado. Lo que sí recuerdo es una afirmación que se repitió desde que entré por la puerta el primer día hasta que me dieron el diploma que certifica el título: “el fin de los medios de comunicación es crear opinión”. A mí aquello me dejó boquiabierto. Yo siempre había pensado que el fin era informar. Pues no exactamente. Y como os digo, no fue una locura transitoria de mi primer profesor. Todos y cada uno, a lo largo de los años, insistían en ese concepto. De hecho, la sección más importante de un periódico es el editorial. Este texto, escrito por las mejores firmas de cada redacción, revisado una y otra vez y firmado por la mancheta, expone cada día la línea de pensamiento de un medio periodístico.

En realidad, cuando alguien compra un periódico, escucha una radio, o ve una televisión, lo que pretende fundamentalmente, por encima de estar bien informado, es reafirmarse en sus convicciones. Porque los lectores buscan mucho más que información. Lo que quieren es ratificar sus opiniones con los argumentos de autoridad que son las firmas de prestigio de un medio acreditado.

Por eso suceden cosas tan absurdas como que la presencia de un buey y una mula en el portal de Belén se convierta en noticia con llamada en portada en algunos periódicos de información general. No es que se hayan vuelto locos. En realidad, no creo que a nadie le importe si había o no animales en un lugar perdido hace más de 2.000 años. Pero la noticia pasa a ser de máximo interés porque le sirve a cada medio para reafirmar su línea editorial, poniendo a caldo o ensalzando al Papa según convenga. Y los lectores acuden ávidos a confirmar que la Iglesia Católica es un nido de ratas o un faro de santidad según sus propias opiniones. Y quien para unos es una firma con prestigio suficiente como para defender una postura, para otros es un ser repugnante que denigra la profesión periodística. Los medios de información trabajan con las convicciones más profundas de un individuo y eso provoca reacciones extremas en muchas ocasiones.

Pero los medios, además de aprovechar la actualidad para reafirmar los principios de su línea editorial, también incluyen multitud de noticias que no tienen ningún fin último. Simplemente son sucesos que por su interés merecen ser contados. El caso de Jovan Belcher es uno de ellos. Ningún medio español, sea prensa, radio o televisión, contó lo ocurrido buscando un fin distinto que decir que un tipo mató a su mujer y luego se suicidó de una forma bastante rocambolesca. Si en vez de un jugador de los Chiefs hubiera sido un parlamentario, o un militar el que hubiera acudido a su puesto de trabajo para culminar una tragedia así, la historia se hubiera contado de la misma manera.

Y además creo que nadie le dio demasiada importancia. Fue una noticia de cuarto o quinto nivel durante un sábado de derby madrileño y quedó completamente olvidada el domingo. No vi a nadie hacer sangre o aprovechar para denigrar al football americano. Algunos achacaron lo sucedido a los golpes recibidos durante la práctica de una actividad violenta. Quizá ese haya sido el mayor atrevimiento que encontré, pero os confieso que no tengo argumentos para asegurar si esa afirmación es verdadera o falsa.

En concreto, cuando yo me enteré del suceso, llamé a la redacción para que estuvieran atentos a la historia y la publicaran tanto en Internet como en el periódico del día siguiente. Y creo que en AS, como en el 99% del resto de los medios españoles, se trató con absoluta corrección. Es más, en nuestra web estuvo siempre por debajo de la llamada a este blog. Si alguien quiso entrar en as.com para leer football americano se encontró siempre por delante la entrada a Zona Roja que la historia de Belcher. Y si no se hubiera publicado, yo me habría cogido un globo tremendo, porque era noticia y había que contarla.

Otro tema. El periodismo está sufriendo una grave crisis que es anterior a la lamentable situación económica y social que está destruyendo este país. El problema de los medios se origina con el nacimiento de Internet. Podría escribir un ensayo sobre el tema, pero se puede resumir en dos preguntas: ¿Por qué voy a pagar por una información de ayer si puedo enterarme de la de hoy de forma gratuita? ¿Por qué voy a leer la opinión de otro si puedo hacer pública la mía?

Así que hoy cada vez menos gente compra periódicos. Lógico. Otro tema muy distinto es que los periódicos sean malos. Que el producto que se ofrece no tenga calidad. Como decía un insigne lector de este blog, “caca de vaca”. Afirmaciones así de categóricas deberían ser matizadas porque nunca son completamente ciertas. Voy a poner un ejemplo concreto que ya he contado en otras ocasiones. En AS estuvimos publicando cada martes un resumen de la jornada de la NFL en papel desde 2000 hasta hace dos o tres años. Lo sé porque la escribía yo. Durante todo ese tiempo, cada vez que publicábamos una noticia sobre un suceso extradeportivo que tuviera que ver con la NFL aparecía un aluvión de presuntos lectores que se quejaban de que solo hablábamos de football para contar lo malo. La conclusión fue muy sencilla: la gente habla sin tener ni idea de lo que se publica. Y yo llegué a otra conclusión: los aficionados a la NFL no tienen ni puñetera idea de que cada martes aparece en el periódico un resumen de la jornada. Me fui al jefe de Más Deporte y le dije: “Guti, vamos a dejar de hacer el resumen”. “Vale, Mariano, me viene muy bien porque así gano espacio para otras historias”. ¿Sabéis cuanta gente escribió quejándose de que desapareciera la NFL de los martes? Cero. No rebuznó ni un burro.

Porque la historia es que el 99% de los que dicen en las redes sociales, o en cualquier foro, que tal o cual periodista es muy malo, o tal o cual periódico un saco de mierda, estan hablando sobre algo que desconocen, porque no han leído a ese periodista, o abierto ese periódico, en su puñetera vida. 

Yo llevo trabajando 25 años en prensa deportiva. Cuatro y pico en Marca y más de 20 en AS, además de infinidad de colaboraciones para otros medios deportivos o generalistas. En estos años he visto de todo: buenos y malos periodistas, grandes reportajes y auténtica basura. En realidad, lo mismo que existe en todas las profesiones. Pero siempre he vivido una preocupación constante por mejorar el resultado final. Miles de euros invertidos en estudios de producto, en encuestas, en análisis de contenidos… Una permanente preocupación por la repercusión de las firmas, por las reacciones que producen en el lector, por buscar nuevas vías para atraer al público y contar mejor lo que sucede… Es muy sencillo calificar el periodismo deportivo como 'una mierda' en una generalización que podríamos extender a toda la sociedad: la justicia en este país es una mierda, la sanidad es una mierda, la calidad del pan es una mierda, las empresas de transportes son una mierda... En conclusión, el mundo entero es una mierda y Belcher tomó la decisión más sensata. Se reunió con su mujer, ambos decidieron que no merecía la pena vivir y se inmolaron como protesta.

Pues no es tan sencillo.

El diario AS tiene cada día 40 páginas o más. Yo creo que la crónica de Trueba sobre cada partido del Real Madrid, o la de Iñako sobre el Atlético, o la de Héctor Martínez, Alejandro Delmás, Agustín Martín o Jesús Minguez escriban sobre lo que escriban, o la preocupación de cada delegación por conseguir noticias de interés, o de Mas Deporte por sintetizar en tan poco espacio tanta información, sí que son buen periodismo. Y podría enumerar a otros muchos profesionales que tengo alrededor cada día y que tienen auténtico prestigio como informadores sobre los deportes en los que son especialistas. Lo que escriben va a misa. Ya me gustaría a mí merecerme ese mismo prestigio hablando sobre football americano. Por eso creo que el euro que cuesta un ejemplar de AS está muy bien invertido en un producto de calidad. Creo que en sus páginas se hace muy buen periodismo.

Otra cosa es que alguno piense que su línea editorial sea “caca de la vaca”. Eso no lo puedo rebatir. Todo el mundo tiene el derecho a pensar lo que quiera en ese sentido. Por ejemplo, yo me lo pasaba genial con los artículos del blog 'Rudezanecesaria' sobre la Liga española de fútbol. Su autor criticaba con vehemencia el concepto de ‘villarato’ y las campañas que surgieron en el mundo del deporte a partir de la famosa palabreja. Sus artículos eran impecables, pero la opinión es como el culo, cada uno tiene una y nunca puede ser tomada como dogma de fe. Lo que no me parece justo es descalificar una profesión porque no se esté de acuerdo con algunos de sus contenidos, o con una línea editorial, o con la actitud de un periodista frente a las cámaras en programas que solo son puro espectáculo dentro de una actividad, el deporte, que es exactamente eso, espectáculo.

Voy a segur con el ejemplo de 'rudezanecesaria'. Durante todo el tiempo que estuvo activo ese magnífico blog, su autor escribió innumerables veces sobre Brett Favre y siempre para ponerle a caer de un burro. No se cortaba un pelo. En mi opinión tergiversaba cada suceso, contaba medias verdades, sacaba situaciones o frases de contexto, interpretaba de forma sui géneris... Lo que hiciera falta con tal de ponerle verde. Nunca, ni en una sola ocasión, dijo algo bueno sobre él, lo que ya resulta suficientemente significativo. En realidad, su actitud sobre ese tema, y sobre algunos otros, su falta de objetividad y de mesura cuando tocaba algunas teclas y sus planteamientos sesgados, eran los mismos que criticaba en muchos periodistas y medios hasta llegar a la conclusión de que son “caca de vaca”. Yo nunca pensé que los artículos de ese blog fueran caca de vaca. Todo lo contrario, admiro sinceramente a su autor y su opinión me parecía y me sigue pareciendo una referencia. Me parece un fenómeno. Simplemente llegaba a su blog sabiendo de qué pie cojea, con la nariz tapada en ciertos temas, separando contenidos, y con conocimiento suficiente de los asuntos que trataba como para leerle con sentido crítico. Puede parecer un axioma contradictorio, pero es una gran verdad: antes de leer una opinión hay que estar muy bien informado sobre ese tema para no ser manipulado ni sentirse engañado. Y ya que estamos, aprovecho la ocasión para sugerir a 555 que reactive su blog porque era cojonudo. La repera.

Y lo mismo que he contado sobre ‘rudezanecesaria’ podéis decirlo cualquiera de vosotros sobre Zona Roja. Yo también tengo mis banderas, defensas numantinas y fijaciones que me llevan a deformar la realidad para seguir teniendo razón. Y la respuesta que puede dar cualquier autor de blog o periodista cuando su trabajo es valorado como ‘caca de vaca’ no sería muy diferente de lo que pudiéramos pensar o decir 555 o yo cuando alguien juzga nuestras opiniones y la forma de trasladarlas al papel.

Cambio de tema otra vez. No me gustan demasiado las redes sociales. No tengo Facebook. Mis amigos se cuentan con los dedos de una mano. Nuestra relación se ha fraguado a lo largo de los años y nunca me ha gustado frivolizar sobre lo que es la amistad. Y además no me parece lógico que un tipo al que no conozco personalmente, y con el que me comunico a través de un muro con frases cortas, y más bien simples, pueda ser considerado mi amigo. Ni siquiera conocido. Twitter me gusta más por su utilidad. Para mí fue la fuente fundamental de la que saqué las informaciones relativas al lockout de la NFL hace más de un año. Gracias a Twitter pude conocer lo que sucedía casi al instante. Pero su utilidad es, sobre todo, informativa. Yo casi no lo uso. De hecho, lo tengo automatizado para que avise de que he publicado un artículo en el blog. Algunos domingos entro a comentar, pero odio la limitación de los 140 caracteres y si estoy escribiendo me pierdo los partidos. No soy multitarea.

Me cuesta entender ese mundo virtual y viral en el que la gente vive sumergida en una preocupación permanente por un número de seguidores, la persecución de un troll o la retroalimentación de un tema. Tipos que escriben de forma febril para provocar un trending topic (¿se escribe así?) o para que su historia sea la más seguida. El mundo real es otra cosa.

Así que cuando veo que desde twitter se inicia una cruzada para criticar que los medios cuenten el suicidio de Jovan Belcher pienso que esos cruzados deberían apagar de vez en cuando sus teléfonos móviles y sus ordenadores y darse un paseo por el campo para respirar aire puro y descubrir que la vida es mucho más rica que un ‘Black Mirror’ (tremenda serie, por cierto).

Las redes sociales están plagadas de afirmaciones tajantes sin argumentar, porque no hay espacio para ello. Escribes una burrada sobre alguien, te tiras un pedo, esbozas una sonrisa de satisfacción y no te besas porque no te llegas, te vas a la cocina, te comes un plátano y vuelves al ordenador a seguir pontificando. Y así toda la tarde. Entre plátanos, pedos, sonrisas, besos y afirmaciones tajantes. Y va otro y hace circular la machada en cuestión, y luego otro, y otro, y otro… Al final hay cientos de tipos reafirmando tal afirmación sin saber en muchos casos de qué va la fiesta. Si ha habido suerte, y la sentencia es sensata, el asunto no pasa a mayores. Como sea una parida, se puede montar una revolución virtual que puede hacer mucho daño a alguien, solo porque un tipo hizo una afirmación tajante, no argumentada y posiblemente poco meditada que ha caído en gracia.

Porque las redes sociales empleadas sin criterio viven de exabruptos y carecen de ética y análisis. Cuando un buen periodista se entera de una noticia la contrasta y busca otras fuentes que se la confirmen antes de publicarla. Cuando escribe un artículo se pasa horas dándole vueltas, rescatando información, estudiando y haciendo fichas para contar la historia de la mejor manera posible. En las redes un tipo se entera de algo, planta lo que le parece sin perder un instante en confirmarlo o meditarlo y además lo hace con una contundencia casi salvaje. Es curioso que un periodista tenga que aguantar las críticas con estoicismo mientras que un tipo que se esconde detrás de un apodo pueda indignarse al instante y responder casi con violencia con argumentos que casi siempre se cimentan en centímetros de miembro.

Ser periodista antes era más sencillo. Era más fácil conseguir noticias y el lector no te respiraba en la oreja. Ahora todo el que tiene una cuenta de twitter te recrimina o felicita al instante por cualquier cosa que digas con o sin razón. Es lo que sucede con las minorías de presión, pero trasladado al portal de tu casa.

Y para terminar, os cuento otra cosa que los que seguís este blog sabéis de sobra, porque me lo habéis leído muchas veces. Desde el primer día, propuse a la gente del mundillo del football americano en España que participaran en el blog. Mi intención era cederles un día de la semana durante todo el año para que contaran lo que se cuece en nuestra competición doméstica. Lo he repetido tanto en público, con entradas específicas, como directamente en conversaciones privadas con la gente de este deporte. Mi única condición es que no sean notas de prensa ni noticias puras y duras, sino artículos cuidados y escritos solo para este blog. Creo que en todos estos años no he recibido más de un par de artículos. Un par. Incluso alguno, por vergüenza torera, me envió una nota de prensa camuflada después de hablar conmigo que, por supuesto, no publiqué porque no era lo que había propuesto.

El mundo del football en España está plagado de equipos y jugadores, entrenadores, simpatizantes y directivos. Yo les ofrezco un día a la semana en AS y no parece interesarles. Quieren que otros hagan el trabajo por ellos. No sé cuantos de esos jugadores, entrenadores, simpatizantes y directivos se lanzaron la semana pasada a criticar a los periódicos que solo hablan de football americano para contar desgracias. Sí sé que muchos de ellos critican y desprecian desde hace años el trabajo que se está haciendo en AS. Incluso alguno envió hace tiempo un burofax al director de este periódico poco menos que exigiendo mi despido. Sonará cómico, pero hasta uno me escribió un correo diciendo que yo no tengo ni idea, y que él debería ser quien llevara la sección de football en AS. Yo le respondí que muy posiblemente tenía toda la razón, pero que en España hay suficientes medios que no hablan sobre football como para que solo le preocupe uno de los pocos que lo hace y pretenda sustituir al autor.

Si a todos esos que tanto les preocupa el desarrollo del football americano en España cuando tienen por delante 140 caracteres, y que tanto se quejaron y crucificaron a periodistas comentando lo que se publicó sobre Jovan Belcher sin saber siquiera lo que era, les preocupara de verdad su desarrollo y conocimiento mediático, este blog tendría desde hace mucho información periódica sobre el football en España. Pero, en realidad, están viviendo desde hace años en una burbuja con ‘su tessssoooooro’ y lo que de verdad quieren es que nadie se lo toque no sea que lo rompa (y eso no me lo invento, que me lo han confesado tal cual algunos de ellos).

Por eso no les preocupa un lugar de paso para la mayoría de aficionados de este país, con miles de lectores dispuestos a participar encantados en las actividades de nuestro deporte en España. Lo divertido es escribir una burrada sobre alguien, tirarse un pedo, esbozar una sonrisa de satisfacción, intentar besarse, ir a la cocina, comerse un plátano y volver al ordenador a seguir dando lecciones mientras se piensa: “¡Cuánto bien le estoy haciendo al football americano!”

Y por favor, que nadie me pregunte si yo dejaría que mi hijo de 13 años se entrenara con un equipo de football en España. Que ese tema daría para otro artículo.

mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl