Estoy seguro de que a los pocos minutos del comienzo, Marta Domínguez ya estaba arrepentida de haber convocado una rueda de prensa en la sede del Comité Olímpico Español para explicar cómo había sido exculpada por la juez Mercedes Pérez Barrios. Exculpada provisionalmente (lo reconoce así el propio auto), porque hay recursos en marcha.
Marta llegó a la comparecencia ante la prensa mal asesorada, habitante de un mundo ficticio en el que sólo ella cree. Me da la impresión de que ha visto un par de portadas de periódicos subiéndola a los altares y pensaba que todos éramos de la misma cofradía. No hay tal. Marta ha sido exculpada (provisionalmente), pero negros nubarrones planean sobre ella. Y los nubarrones se convirtieron en tormenta en la rueda de prensa de ayer.
La primera pregunta me la quitó por la mano mi amigo Ignacio Romo, de Público. "Has sido exculpada de tráfico de dopaje y de dopar a otros atletas, pero, ¿cómo se explica que la juez mantenga sus sospechas sobre que has tomado sustancias prohibidas?", vino a preguntar Ignacio, que además de periodista (de los buenos), es médico. Y leyó el sumario y la página que he escrito en este mismo blog en alguna ocasión. Ahí empezó el vía crucis de Marta.
Más tarde se sucedieron las preguntas incómodas. Salió a relucir el perro Urko, nombre extraño que coincide con el can, ya fallecido, propiedad del marido de Marta, pero que, curiosamente, tiene el mismo nombre que la clave de una bolsa de sangre incautada en la Operación Puerto, operación en la que hay una fecha comprometedora para Marta; y también coincide, según parece, con la clave de las cuentas que Marta tiene fuera de España. Demasiadas coincidencias.
Marta negó a la mayor. No sabía nada de Urko, cuando hay imágenes de su marido paseando al tal perro, y sonido que recoge cómo le llama por su nombre. Marta había dicho al principio que iba a responder a todas las preguntas porque no tenía nada que ocultar. Pero cuando Urko se hizo incómodo, aseguró que no iba a responder ni a los que preguntaban insistentemente, que eran Filippo Maria Ricci, extraordinario periodista de La Gazzetta dello Sportt, y Malena, de Tele 5, a la que no conocía pero que me sorprendió agradablemente por su dominio del tema... con los autos de la juez en la mano, que es como se hacen las cosas.
Marta estaba absolutamente descolocada. Su abogado, situado a su derecha, le susurraba que no contestara, que dijera que no se acordaba... Ella pensó que la rueda informativa iba a ser un desfile triunfal, pero se encontró con todo lo contrario. No recuerdo una situación así dentro del atletismo español, con una atleta como protagonista.
Quedó claro que la inmensa mayoría de los que estábamos allí teníamos dudas muy serias sobre Marta. O, simplemente, que no la creíamos. Cuando su abogado se empeñaba en responder por ella, se oyeron voces: "Que hable Marta". Y se fue rauda y veloz, escoltada por su abogado y por alguien que organizaba las preguntas. Por cierto, que Malena se quejó de que le cortaban el micrófono a la hora de preguntar. Quiero pensar que no era así, porque sería excesivo e inaguantable.
En resumen: Marta llegó al COE (no había nadie de este organismo acompañándola) esperando aplausos, pero fue recibida con preguntas ásperas, en su opinión, pero preguntas que todo buen periodista debe hacer. Para que vosotros leáis las respuestas. Ni más ni menos. Lo malo es que no hubo respuestas, sino agarrotamiento e inquietud. Por su parte, claro.