Nacionalizaciones para ganar medallas y otras historias
Voy a escribir sobre nacionalizaciones, con todos los respetos a todo el mundo y diciendo la verdad, pero con pocos nombres. Lo siento. Viene esto a propósito de las cosas que se están diciendo y escribiendo, que no siempre, opino, responden a la realidad. Pero antes, un prólogo, que será breve y espero que no aburra.
Mi mujer y yo hemos viajado doce veces a países musulmanes, en los que nos hemos encontrado de maravilla. Cientos de días en el desierto, en el Nilo, en el Wadi Rum, en Damasco (atentado incluído), en la ahora casi destruída Palmira, una de las ciudades muertas más bellas del mundo... También hemos ido a Jamaica, tres veces, y a Cuba, otras tres (buenos amigos tenemos allí), a Israel (barrio judío, cristiano y árabe, Massada, esa fortaleza, algún kibutz al lado de los Altos del Golán…) y a otros muchos países, algunos de los cuales pondrían los pelos de punta a quien los mirase en el mapa.
Quiero decir con esta tontería que no soy racista, que sé que estamos en una época de globalización, que estoy a favor del mestizaje, que me encanta la canción ‘Contamíname’, de Pedro Guerra, cantada por Ana Belén y Víctor Manuel, y que tengo una hermana mayor que emigró a Alemania y luego a Holanda, huyendo del hambre de España. Y en Haarlen vive ahora apaciblemente. Me corta el pelo una marroquí musulmana practicante (acaba de terminar el Ramadán), a la que aprecio mucho, y las obras de mi casa las hizo básicamente un rumano, que es amigo. Es decir, que de racista y de nacionalista, nada de nada. Por si a estas alturas hubiera alguna duda.
Y dicho esto, y a propósito de las nacionalizaciones. Nada en contra, sino todo a favor, pero de aquéllas que son lógicas, y hay bastantes. Pero estoy en contra de las nacionalizaciones que sólo buscan medallas: Alemayehu Bezabeh es el ejemplo más claro. Le hicieron español a toda velocidad para ganar medalla en Pekín. No la ganó. Años después fue sancionado por dopaje. Vive, básicamente, en Etiopía. Otro caso es el de Josephine Onyia, que nunca aprendió español, salvo unas pocas palabras, y que también dio positivo: cinco veces, creo recordar. Récord del mundo. En dopaje, claro. Por cierto, a los dos les protegió la Federación Española, algunos de cuyos miembros dicen cosas rarísimas o las escriben en tuits.
No nos engañemos. En España se ha nacionalizado para ganar medallas y para batir récords. Y el atletismo español tiene la plusmarca. Publiqué un reportaje (dos páginas, encargadas por mi director) sobre el particular hace algún tiempo, elaborado durante muchos días y decenas de horas, Boletín Oficial del Estado en mano. Nadie me desmintió ni un solo dato. Eso sí, se enfadó conmigo… la Federación Española de Baloncesto, segunda en el ránking. Curioso.
Hay gente que habla, escribe y tuitea y que, sin embargo, desconoce muchas cosas. Por ejemplo: ¿Sabéis qué atleta que está ahora en los Europeos de Amsterdam tiene la nacionalidad española por mediación decisiva de un ex ministro con el que compartía instalaciones deportivas? Yo lo sé porque me lo contó el que hizo de intermediario, cuyo nombre, como el del ministro (me ahorro hasta el partido al que pertenece, porque el político sigue en activo) y el del atleta, me reservo.
Esta es más fácil. ¿Sabéis que atleta extranjera aparentó vivir un cuento de hadas nacido en un aeropuerto, se casó con un español, y luego se divorció oportunamente. Buena persona y grandísima atleta, por cierto. Se enfadó conmigo su representante cuando publicamos la historia. Ella no. También curioso.
¿Sabéis que el récord de nacionalizaciones lo tiene como secretario de Estado del Deporte Jaime Lissavetsky, amigo de Odriozola? Bueno, tal vez debería decir ex amigo, porque fui testigo de una gran diferencia de opinión entre ambos y en el seno de un debate olímpico, en las alturas de Sierra Nevada. Y ahí me quedo. A Jaime le aprecio profundamente, como él sabe, aunque también hemos tenido nuestros desencuentros, siempre amistosos, porque es un demócrata que conoce lo que es el debate civilizado.
En fin, que si hablamos de nacionalizaciones, hablamos. Por mí que no quede. Pero escribe y habla mucha gente que no lleva los años que yo llevo en esto (quizá demasiados), gente que tiene memoria corta o interesada. Y ahí me quedo también.
Un último apunte, aunque este no es de atletismo, pero es de un deporte importante que ha dado a España alguna medalla olímpica. ¿Sabéis que deportista extranjero abrevió su nacionalización española casándose con una señora mayor (octogenaria, me dijeron en su momento) a cambio de pagarle la dentadura postiza? Yo sí lo sé, pero tampoco voy a decir el nombre.
Así que si alguien quiere hablar de nacionalizaciones, hablamos, repito. Porque, como todos sabéis, los periodistas tenemos cosas que no podemos contar ahora, pero que quizá sí podamos contar en un momento determinado. Como aquello que me dijo un cargo importante de la Federación Española en una comida: “Hay que renovarse, y Odriozola el primero”. Hace muchos años de eso y si publico su nombre lo negará. O como esa otra vez que otro importante cargo de la RFEA calificó de “cáncer” de la Federación a un altísimo, pero altísimo cargo, de ese organismo. Y no era Odriozola.
Y si echamos las campanas al vuelo porque España fue campeona de Europa de cross con cuatro atletas nacidos en África y uno de ellos con pasado turbulento, pues las echamos y decimos que el atletismo español es magnífico. Pero me quedo con una frase de Fermín Cacho: “Si vamos a depender en el futuro de los nacionalizados, es que algo estamos haciendo mal”.
¿Nacionalizaciones? Sí, por supuesto. Pero no para ganar medallas. Por cierto, la norma que estudia la IAAF (un nacionalizado por cada cinco nacidos en el país, si no he entendido mal) me parece que debe estar muy matizada para que sea justa. Con esa norma, que ahora defiende la RFEA, España no hubiera podido competir con el equipo que fue campeón europeo de cross. Y con esa norma, rozaríamos la legalidad en el equipo que está compitiendo en Amsterdam.
Por cierto, y aunque nada tiene que ver con esto. Creo que la Federación Española no debió ofrecer a Raúl Chapado ser jefe del equipo en los Europeos, porque le ponen en evidencia. Y creo, también, y con todo el respeto que le tengo lo digo, que él no debió aceptarlo. Esta situación no le va a beneficiar. De los tres candidatos oficiales a la presidencia (hay un posible cuarto, con el que ya he tenido contacto) otro (Manel González) está también en la directiva de la RFEA y otro más (Isidoro Hornillos), en la Comisión Delegada. Podrían haber sido jefes de equipo, pero no lo han sido. Quizá hay algún dato que desconozco, pero la situación no me parece correcta.
Por supuesto, el próximo post de Carros de Fuego será para Ruth Beitia, excelente atleta y persona ejemplar.
Te recomendamos en Blogs
- AXEL TORRES | LA RADIOGRAFÍA La Eurocopa debilita al Chelsea
- JULIÁN BURGOS El iceberg amarillo del Titanic Chelsea
- JUAN CRUZ El Barcelona se suma al centenario de Luis Berlanga
- PASABA POR AQUÍ | PANCHO VARONA ¿De quién es Messi?
- SIN CADENA La Mallorca 312 y la Alberto Contador reaniman el calendario
- OPINIÓN Alonso tiene un arma poderosa