Por supuesto, tampoco existe el clima necesario como para llevar a cabo un campeonato que se considera la fiesta juvenil del fútbol en África. Precisamente Benghazi, principal foco de las revueltas, y su estadio Hugo Chávez eran una de las sedes previstas junto a Trípoli, y fue de allí de donde tuvo que salir con premura la selección de Nigeria la semana pasada cuando tenía previsto jugar dos partidos amistosos contra el equipo anfitrión. Los nigerianos han sido los primeros en informar a la CAF de la caótica situación con la que se encontraron.